miércoles, 28 de marzo de 2012

Castelos - María Gadú

En la IX marcha participarán indígenas de tres países



Fundación TIERRA, 27 de marzo de 2012

(Santa Cruz y La Paz).- La III Comisión de la Confederación Nacional de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB) determinó que la IX marcha indígena en defensa de los territorios indígenas, en contra de la Ley Nº 222 de consulta en el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS) y la carretera que intenta partir esa reserva iniciará en la localidad de Chaparina el 25 de abril.

La movilización contará con la participación de los guaraníes de Brasil, Argentina y Paraguay. Además, se espera el apoyo de la Central Obrera Boliviana (COB) y la Federación de Mineros, indicó Celso Padilla, presidente del Consejo Continental de la Nación Guaraní.

Los máximos dirigentes de los indígenas de tierras bajas, reunidos en la casa grande de Santa Cruz, informaron que la decisión de iniciar la marcha desde Chaparina se entiende como un reconocimiento a las mujeres y demás víctimas de la represión policial que el 25 de septiembre de 2012 sufrieron los indígenas que participaban en la Octava Marcha. Este campamento se encuentra a cinco kilómetros de la población de Yucumo.

Texto: Fund.Tierra

Foto: FIDES

lunes, 26 de marzo de 2012

Papa.............

Tomado de Rebelión

sábado, 24 de marzo de 2012

EUROCASAS, fusión de la visión occidental y cultura indígena



Son edificaciones de entre cinco y ocho pisos muy coloridas y orientadas a distintas actividades. En la parte superior resaltan las viviendas estilo chalet adornadas con algunas jardineras.

Vidrios azules gigantescos cubren parte de la fachada de la casa de don Víctor: un edificio de seis pisos pintado de color naranja y amarillo; en cuya terraza, como si fuera una vivienda independiente, se erigió un chalet familiar, con unos pequeños jardines.

Un estilo que le costó mucho, dice don Víctor, quien confiesa que el estilo lo copió de su primo que tiene su vivienda en la zona de Río Seco, y el de las que se construyeron en Villa Adela y también por la Ceja de la ciudad de El Alto.

El antropólogo jesuita Xavier Albó las denomina las eurocasas: una fusión de lo comercial con lo elegante y sofisticado, asumida de la cultura occidental.

“Este estilo de las eurocasas tiene una arquitectura muy especial, pues son todo un lujo, que por abajo quizás son almacenes, los pisos intermedios son sitios para fiestas, y arriba tienen como un chalet totalmente distinto y que es la vivienda del dueño”, indicó.

Tal como lo señaló Albó, la mayoría de las viviendas, que se enfilan por alrededores de la céntrica Ceja de El Alto, mantiene esa estructura, denotando la inclinación comercial para la cual fueron construidas.

Don Mario Condarco tiene su edificio en la avenida Raúl Salmón. Cada uno de los ocho pisos los arrendó para distintas actividades. En la parte baja está un salón de comidas, en el primero y hasta el tercer piso salones de fiesta, y el resto funciona como alojamiento.

Qué expresan

Desde la interpretación analítica del historiador Jesús Llusco, las construcciones de la ciudad de El Alto fueron evolucionando con el paso del tiempo, pero a la vez formando la concepción de lo que la población quería expresar.

“Los colores son meramente indígena aymaras, por una parte, en tanto la construcción son modelos penthouse y en la última parte llevan chalet, porque esa idea colonial, esa idea vieja de ver al indio como sucio, como ignorante, pobre, ya no va, ahora el indígena lee, habla inglés, maneja computadora, ha crecido”, indicó.

“Las construcciones muestran ese cambio, esa evolución de la sociedad, de la ciudad; es por eso que en la zona sur hay varias viviendas que son residencias que son modelo chalet”, insistió.

La concepción

Si bien, como dice Llusco, “estas construcciones son una característica peculiar de la ciudad de El Alto” y que es muy poco probable hallar similares en ciudades como Santa Cruz o Sucre, su ideario tiene como origen la mirada occidental e indígena.

“La arquitectura occidental te muestra que todo está arriba, los mesones, la cocina, pero en la visión indígena todo es abajo, las señoras tienen varias cosas en el suelo”, explicó.

En definitiva, el historiador insiste en que “es la combinación de lo occidental con lo andino”, que ha dado vida a estas construcciones que unen miradas distintas e innovadoras.

“No se puede hablar de una arquitectura meramente andina, pero tampoco meramente occidentalizada, es una adaptada a las prácticas culturales y a la identidad collana de la población”, afirmó.


Texto y foto: Cambio

martes, 20 de marzo de 2012

Convocan a la IX Marcha Indígena en defensa de todas las TCOs y áreas protegidas de Bolivia



(Comisión de Comunicación de la IX Marcha Indígena).- El 30 Encuentro Extraordinario de Corregidores del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS) convocó a todo el pueblo boliviano a sumarse a la IX Marcha Indígena que comenzará el 20 de abril para exigir al Presidente Evo Morales respeto a los derechos de los pueblos indígenas y a la Constitución Política del Estado.

El 30 Encuentro de Corregidores del TIPNIS comenzó con retraso en la comunidad Gundonovia, distante a 24 horas en bote de Trinidad, debido a una serie de obstáculos tendidos por organismos del gobierno nacional, que imposibilitaron a las organizaciones indígenas y brigadas de jóvenes activistas realizar el largo viaje por los ríos. La falta de combustible mantuvo varadas a más de cien personas en Trinidad.

En vísperas de la reunión indígena, el presidente de la Subcentral de comunidades del TIPNIS Fernando Vargas Mosúa explicó que desde 1997 la organización tiene convenios de co administración del TIPNIS firmados con organismos del Estado. “En 2007 se ha vuelto a firmar el convenio con el Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP), mediante el cual se otorga a la subcentral del TIPNIS un cupo de combustible que siempre se necesita cuando se hacen encuentros de este tipo. Pero ahora han recibido órdenes para que no se entregue ni una gota de gasolina sin el permiso del organismo de Sustancias Controladas. Es una falta de respeto, es una violación a este convenio de coadministración que hemos firmado”.

Según Miriam Yubánore, vicepresidenta de la Central de Pueblos Étnicos Mojeños de Beni (CPEMB), el gobierno intentó trabar el encuentro “por todos lados”. “Para este viaje necesitábamos una buena cantidad de combustible para hacer la devolución a los corregidores, porque tienen sus propios motorcitos y los usan para bajar (desde sus comunidades), pero el gobierno abusa de su poder, incide en todas las instancias para que no podamos acudir a pedir apoyo a nadie, y ahora nos atoran con Sustancias Controladas, donde nos sacan una cosa, nos piden otra cosa y al final nos dan muchas vueltas...”.

Vargas Mosúa relató al detalle las recientes incursiones del ministro de la Presidencia Juan Ramón Quintana al TIPNIS: “Ha venido toda una artillería de trabajos del ministro Quintana, que se ha reunido varias veces en Trinidad con el Alcalde de San Ignacio de Moxos, con el Subgobernador y con el Presidente del Concejo Municipal de San Ignacio. Entre ellos prepararon un plan de ingreso al TIPNIS. El propio Quintana ingresó en los primeros días de marzo por la ruta del río Sécure; fue por Santa María, llegó hasta la comunidad Nueva Galilea. Allí el corregidor le preguntó quién era. ‘Somos una comisión’, respondió Quintana; el jefe indígena pidió que se identifique y el ministro contestó: ‘Yo no tengo por qué dar mi nombre’... Imagínense a un ministro actuando de esa naturaleza allá, donde no hay prensa, él cree que allá se hace lo que se quiere…”.

- Quiero hablar con el corregidor, dijo Quintana.

- Con el corregidor está hablando.

- ¿Cómo se llama usted?

- Como ustedes no quieren decir cómo se llaman, tampoco yo le digo cómo me llamo. Quiero saber a qué vienen – inquirió el corregidor.

- Nosotros somos gente del gobierno. Venimos acá porque queremos conocer sus demandas, sus necesidades.

- ¿Por qué recién se acuerdan ahora? ¿Dónde está el permiso de nuestra organización? ¿Por qué no hay un dirigente con ustedes?

- Nosotros no necesitamos pedir permiso a nadie. Nosotros nos entramos, somos el gobierno, exclamó Quintana.

“Entonces ahí hubo una discusión. El corregidor objetó: ‘Este es un territorio indígena, aquí no se entra nadie sin permiso. Las puertas para entrar acá son nuestra organización. Pero como ustedes no han coordinado, no podemos dejar que continúen”, relató Vargas.

- Vos tenés que respetarme- exigió Quintana.

- Si quiere que lo respete, respéteme usted primero a mí – retrucó el corregidor.

Según Vargas, entonces la comunidad se paró y sermoneó a la gente del gobierno: “Ustedes no entran; no porque el corregidor lo diga, sino porque nosotros también lo decimos”. Quintana decidió irse, pero antes llamó a un lado al corregidor y le dijo: “En todo lo que has dicho tenés la razón; estás en tu derecho de decirnos eso”. No obstante, el Ministro amarró con alguna gente en Gundonovia, donde dejó algunos regalos comprados con dinero del pueblo boliviano.

Alarmado por la conducta del gobierno, el dirigente del TIPNIS observó que el ministro y sus acompañantes “han llevado a las comunidades un rollito de cartulina, un juego de poleras, una pelota, cuatro mochilas. De ahí hicieron el compromiso de llevar motores, antenas parabólicas, paneles solares. Uno de los funcionarios de la Alcaldía de San Ignacio me dijo que ‘esto es plata del POA (Programa Operativo Anual)’ ¡Utilizan la plata del distrito para decir ‘esto traemos’! Es una vergüenza y una falta de respeto. La dignidad de cualquier boliviano no cuesta pues cinco cartulinas, no cuesta un juego de poleras o una pelota; la dignidad no tiene precio”.

“Nosotros como organizaciones repudiamos esa manipulación de las Fuerzas Armadas para que lleven alimentos y otras necesidades. Sabemos que la gente necesita, pero tampoco el gobierno puede aprovecharse de esa necesidad de los hermanos. No les puede llevar un chicle a cambio de la carretera: sabemos que es obligación del Estado ayudar a las comunidades con proyectos, con ayuda humanitaria, pero sin ningún compromiso”, reclamó a su turno la dirigenta de la CPEMB.

Sin embargo, Miriam Yubánore destacó que las comunidades “les han cerrado la puerta, les ha dicho ‘No, respétennos, estamos en nuestra casa; aquí no van a venir a imponernos’. Me alegra mucho que se hagan respetar los comunarios dentro de sus comunidades, porque ellos tienen su reglamento, su estatuto orgánico de la organización del TIPNIS. Esa es una ley que ellos mismos han hecho para que otra gente que venga de afuera también nos respete...”.

La represión no intimida a los indígenas del TIPNIS

Según Yubánore, “el TIPNIS está ahorita militarizado y lo peor es que hay militares dentro de las comunidades, algo que nunca se ha visto. Sabemos que los militares van y hacen sus recorridos, navegan por ahí, pero siempre lo hacen fuera de la comunidad. En este tiempo el gobierno manda a los militares y los hace acampar dentro de la comunidad… Vemos falta de capacidad del gobierno que es muy manipulado por sus asesores que son puros terroristas. Ahora están alrededor del Presidente Morales asustando a la gente, como están haciendo los militares que vinieron al TIPNIS a dar miedo a la gente humilde como nosotros, que a veces nos callamos y nos dejamos intimidar…”.

Los militares al mando de Quintana instalaron un campamento en Gundonovia, la comunidad donde se llevó adelante el Encuentro de Corregidores.“En Gundonovia hay alumnos de un colegio internado que ahora no pueden salir a jugar ni a pescar porque los militares están armados y cualquier cosa pueden hacer. Las hermanas y hermanos no pueden vivir así, encerrados en su propia casa, en su propio territorio”, denunció Yubánore.

“Las ‘pirañas’, como las llamamos nosotros, estaban haciéndonos seguimiento tanto en el río Mamoré como en el río Isiboro. Es porque en Gundonovia, puerta de entrada a las comunidades del TIPNIS, fue rechazada totalmente la ley de Consulta 222, fue rechazada también la construcción de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos por dentro del TIPNIS”, interpretó Rafael Guarena Matene, secretario de Organización de la CPEMB.

Pese al hostigamiento, el 30 Encuentro de Corregidores, que empezó el sábado último y concluyó en la madrugada del lunes, resolvió convocar a todo el pueblo boliviano a la IX Marcha Indígena para exigir otra vez en La Paz la derogatoria de la Ley 222 de Consulta (“trucha”, dicen en la CPEMB), y el respeto a los derechos de los pueblos indígenas y a la Constitución.

El presidente de la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB) Adolfo Chávez y los mallkus y bases del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ), que representa a los pueblos Quechua y Aymara, aseguraron a los dueños del TIPNIS que apoyarán la decisión allí tomada, y acompañarán a los demás pueblos indígenas en esta nueva demanda, tal como habían hecho durante la octava marcha.

La IX Marcha Indígena ya tiene fecha de inicio: el 20 de abril; falta el punto de partida que se definirá en la Tercera Comisión Nacional de la CIDOB, que representa a los 34 pueblos del Oriente, Chaco y Amazonía del país. Esta Tercera Comisión Nacional aún no tiene fecha de realización.

“Nos toca ir otra vez a una reunión, a otra Comisión Nacional. Se había quedado que después de este encuentro la CIDOB iba a convocar a una reunión de emergencia para ver los temas y los puntos a tratarse en la novena marcha, porque tenemos solo un mes para volver a socializar con las bases, para que se sumen a la marcha. Nosotros vamos a seguir peleando y por más que seamos perseguidos estaremos otra vez en la lista de marchistas; no tenemos miedo”, aseveró la vicepresidenta de la CPEMB, una de las 13 regionales de la CIDOB.

La IX Marcha aterra al gobierno de Evo

La IX Marcha Indígena aún no empezó, pero ya es motivo de preocupación para el gobierno y sus fuerzas armadas. Este lunes, uniformados de la Armada se dedicaron a perseguir en lanchas y sacar fotos a quienes participaron en el 30 Encuentro Extraordinario de Corregidores del TIPNIS. “El Estado nos está controlando a todos, está persiguiéndonos", dijo Miriam Yubánore y relató cómo la intimidaron a ella y a otras personas que volvían en bote a la ciudad de Trinidad por el río Isiboro:

“Durante el viaje de retorno de Gundonovia han venido a espiarnos, a sacarnos alguna charla para tomarnos fotos, para hacernos tal vez seguimiento en el proceso que tenemos (varios dirigentes por el supuesto ‘intento de homicidio’ al canciller Choquehuanca)”, dijo Yubánore. Rafael Guarena Matene, que iba en el mismo bote, contó que hasta el comienzo del 30 Encuentro de Corregidores hubo un barco de la Armada anclado en el puerto de Gundonovia. “El gobierno busca aplacar este movimiento indígena que reclama respeto a las TCO y más que todo respeto al pueblo boliviano. Pero no tenemos miedo de nada, porque no tenemos ninguna cosa mala contra la Armada Boliviana y el Ejército; en realidad, ellos no tienen la culpa, solo están cumpliendo órdenes”.

Yubánore dijo estar preparada para enfrentar nuevamente la represión del gobierno, que ha decidido cercenar con una carretera el territorio de los pueblos Yuracaré, Chimán y Mojeño. Esta dirigenta fue atada de pies y manos y amordazada con cinta masking el 25 de septiembre de 2011, cuando la Policía reprimió a la VIII Marcha Indígena en Yucumo. Por las agresiones que ella y toda la marcha sufrieron esa tarde de domingo, ningún hilo de la Justicia boliviana se mueve. Pero por “obligar a marchar” a Choquehuanca, según la definición del Canciller, el Estado Plurinacional amenaza con meter en la cárcel a más de 20 indígenas.

“Sabemos que el gobierno hace y deshace como le da la gana porque tiene la mano en el poder. Hemos visto que un día hace una ley y al otro la borra con el codo. No hay ninguna seguridad así. Pero los pueblos indígenas le decimos al gobierno que respete si quiere ser respetado, porque debe regirse por las bases. Gracias a nosotros, los pueblos indígenas, Evo Morales está en la silla y desde allá nos está pisoteando”, arengó Miriam Yubánore.

Por todo ello, recalcó Guarena, “nosotros sí o sí vamos a seguir trabajando profundamente a nivel nacional y aprovechamos la oportunidad para invitar a las instituciones, a los jóvenes, a las señoritas, a todos los que puedan plegarse a nuestra marcha, que nuevamente va a ser marcha pacífica, para hacer respetar nuestros derechos”.

La dirigenta mojeña consideró que la nueva movilización acordada en el 30 Encuentro de Corregidores “va a determinar muchas cosas… porque no es solamente en defensa del TIPNIS, sino de todos los territorios, de todas las áreas protegidas y de toda la naturaleza de Bolivia… Esta novena marcha que se viene no va a ser solo los 36 pueblos indígenas de Bolivia, también van a estar las organizaciones sociales de los nueve departamentos”.

“A veces hay gente que no conoce el TIPNIS, pero igual están luchando; sabemos que en las ciudades muchos están dispuestos a volver a marchar con nosotros; nos alegramos y felicitamos mucho a esa gente”, valoró Yubanure. Los líderes indígenas confían en recibir el apoyo de los sectores sociales urbanos que los respaldaron desde el primer día de la VIII marcha de 2011.

Es fundamental que la gente de las ciudades se pliegue a la nueva movilización indígena, insistieron los dirigentes de la CIDOB y del TIPNIS, e invitaron a organizaciones sociales del país y del extranjero a sumarse a la IX Marcha, esta vez para defender todas las áreas protegidas y territorios indígenas de Bolivia, y hacer respetar los derechos de la Madre Tierra.


Texto: Bolpress

Foto: enlacesbolivia

EL AMBIENTALISMO COMO NUEVA FORMA DE COLONIALISMO: VISIONES EN DISPUTA



Arturo D. Villanueva Imaña

El pasado 16 de marzo en una noticia por demás sugerente, pero al mismo tiempo muy escueta, el periódico Página Siete de La Paz, Bolivia, daba cuenta que el Presidente Evo Morales en visita realizada a su homólogo Juan Manuel Santos de Colombia, señaló que: “el ambientalismo es una nueva forma de colonialismo(…)”.

Esta definición tan corta, pero al mismo tiempo tan precisa y de profunda significación; ciertamente entraña no solamente los nuevos desafíos que se plantean en el mundo moderno sobre la forma cómo debe encararse el desarrollo, la forma de relacionamiento del hombre con la naturaleza y las nuevas formas que adquiere la dominación y explotación capitalista, sino que también contiene los dilemas y encrucijadas a las que se enfrentan procesos de cambio y transformación como el de Bolivia, en un escenario en el que aún predominan visiones y enfoques neoliberales y proimperialistas.

En vista de lo escueto de la noticia y la ausencia de mayores elementos de juicio y contextualización sobre la definición planteada por el presidente Evo Morales, evidentemente se pueden realizar diverso tipo de interpretaciones y suposiciones acerca de lo que verdaderamente quiso decir.

Asumiendo que la definición realizada estaba dirigida a aquellos movimientos de países occidentales del norte, foros internacionales y consejos mundiales (que junto a representantes gubernamentales suelen incluir los de las empresas transnacionales), y no a los movimientos sociales, populares y de pueblos indígenas de los países del sur que han emprendido luchas en defensa de la Madre Tierra y los derechos de los pueblos indígenas; entonces podríamos señalar que el presidente Evo Morales tenía razón y, además, estaba planteando una tarea por abordar que, como él mismo dijo, “debemos debatir (…) con claridad ante nuestros pueblos y, de esta manera, superar los problemas que tenemos”.

Ahora bien, cuando afirmo que el presidente Evo Morales tenía razón al decir que “el ambientalismo representa el nuevo colonialismo”, entiendo que el ambientalismo al que hace referencia, corresponde a aquella lógica mercantil que propone la denominada economía verde. Es decir, hace referencia tanto a la lógica de mercantilización de los recursos naturales que es acorde a los intereses extractivistas de las empresas transnacionales que están interesadas en continuar la explotación de la naturaleza para satisfacer sus objetivos de acumulación y enriquecimiento, así como a un enfoque (método) para establecer una forma de relacionamiento con la naturaleza, que no es precisamente de armonía para Vivir Bien.

Por otra parte, si se tratase de asociar este tipo de ambientalismo con el posicionamiento y las demandas que por ejemplo sostienen los pueblos indígenas y las organizaciones populares que defienden el TIPNIS y rechazan la construcción de una carretera que cruce por su núcleo; entonces el razonamiento no sería el correcto, puesto que las organizaciones que han formado parte de la VIII Marcha Nacional, ha rechazado precisamente ese enfoque desarrollista, mercantil y extractivista, para plantear alternativamente la defensa y protección de los recursos naturales, los derechos de la Madre Tierra y los suyos propios. En todo caso, ese ambientalismo de la economía verde, la mercantilización de los recursos naturales y el extractivismo que son base de una nueva forma de colonización, correspondería a las organizaciones del CONISUR que respaldaron la aprobación (extemporánea) de la ley de consulta que finalmente se aprobó.

Veamos las razones de este razonamiento. En realidad el ambientalismo como nueva forma de colonialismo, corresponde al enfoque del desarrollismo extractivista que, arguyendo razones de un supuesto manejo responsable de los recursos naturales, pretende mantener la lógica de explotación y mercantilización de los mismos, en correspondencia a los intereses transnacionales capitalistas. Es más, el ambientalismo de la economía verde actúa hipócritamente, porque al mismo tiempo de preocuparse por impulsar campañas nacionales (e inclusive mundiales) para cambiar focos de luz o dejar de utilizar envases y bolsas de plástico, se rasga las vestiduras cuando se trata de cumplir los controles ambientales sobre las inversiones o las exportaciones, o cuando debe dar cumplimiento y garantizar el ejercicio del derecho de consulta y participación de los pueblos indígenas. Una secuela de este enfoque y de esta política, es que (bajo los argumentos antedichos) no solo reprime las protestas sociales que plantean la defensa de los derechos de la Madre Tierra, sino que los criminaliza al derivar los actos de represión en juicios contra sus dirigentes y líderes.

Este tipo de ambientalismo hipócrita, está estrechamente asociado al desarrollismo neoliberal y extractivista que impulsa y promueve el emprendimiento de mega obras de ingeniería hidráulica, de transporte, comunicaciones y de explotación de recursos naturales hidrocarburíferos y mineros. Fomenta el desarrollismo basado en la inversión de capitales transnacionales y la construcción de obras de envergadura elefanteásica, sobre la base del ofrecimiento de facilidades a la inversión, pero que implican reducir (o inclusive anular) las exigencias ambientales y conculcar los derechos socioambientales y de los pueblos indígenas. Es decir, que al mismo tiempo de adoptar como panacea el desarrollismo y la industrialización a ultranza, como supuesto paso indispensable para lograr el desarrollo y la viabilidad nacional, en realidad lo que hace es favorecer el extractivismo (vía el ofrecimiento de facilidades a la inversión) y, lo que es mucho peor, hipotecar la soberanía nacional y acrecentar los lazos de dependencia del capital transnacional. Menor favorecimiento a esta nueva forma de colonialismo no sería posible.

Parece como si hubiésemos asimilado tan profundamente aquella idea por la que al permanecer como proveedores de materias primas, íbamos a perpetuar la subordinación y dependencias tan características de nuestra pobreza y subdesarrollo, que hemos perdido de vista que aquella industrialización y sustitución de la matriz primario exportadora que tanto se desea, bien podría constituir la nueva y moderna forma de reforzar al capitalismo y los lazos de dependencia y subordinación al capital transnacional que debería constituir, ese sí, el eslabón de la cadena de opresión y colonialismo por romper. En otras palabras, parecería que aún no hemos imaginado proyectos de desarrollo alternativos al extractivismo y la industrialización a ultranza.

Parece olvidarse que la panacea del desarrollismo y la industrialización corresponden a una tarea del nacionalismo populista de los años 50 y del nacionalismo antidemocrático de los años 70, que actualmente (dadas las circunstancias internacionales y el escenario mundial de la economía y las finanzas) tendría una muy dudosa ventaja económica, que puede ser claramente cuestionable si se toma en cuenta los graves y profundos daños sociales, ambientales y políticos (dependencia de las transnacionales y pérdida de soberanía), que se pueden advertir.

Por eso se afirma que el presidente Morales tiene razón cuando señala este nuevo riesgo y esta nueva expresión de la dominación imperialista del capitalismo, que se disfraza tras un ropaje ambientalista; pero al mismo tiempo, también debe constituir en el argumento fundamental para actuar en consecuencia y liberar al proceso de cambio de la total incongruencia que significaría continuar sosteniendo criterios desarrollistas, y llevar contra viento y marea la construcción de la carretera por el TIPNIS, en vista de las consideraciones e implicaciones antedichas.


Texto: Autor

Foto: Opinión

viernes, 16 de marzo de 2012

Crisis judicial y vulneración de derechos indígenas en Bolivia



Se evidencian progresos en la situación de los derechos humanos en Bolivia, especialmente en la lucha contra el racismo y la pobreza; pero se agravó la crisis judicial y se estancó la aplicación del derecho a la consulta de los pueblos indígenas, concluye el Informe anual del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Bolivia.

La oficina en Bolivia del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos fue establecida por un acuerdo firmado en febrero de 2007 entre la Alta Comisionada y el Gobierno de Bolivia, aprobado por el Congreso el 13 de julio de 2007. Sus principales actividades son brindar asistencia técnica a las instituciones públicas y sociedad civil, promover los derechos humanos, y monitorear y elaborar informes sobre la situación de los derechos humanos en el país.

En su informe anual de actividades de la gestión 2011, el Comisionado destaca que Bolivia continúa avanzando en el proceso de transición hacia la implementación de reformas proyectadas por la Constitución Política de 2009, y se aprecian progresos significativos en la lucha contra el racismo y todas las formas de discriminación.

El representante internacional valora sobre todo los resultados de las políticas estatales en materia de derechos económicos y sociales, como el derecho a la salud de las mujeres y el derecho a la educación, y la reducción de los índices de pobreza e indigencia. Sin embargo, expresa su preocupación por el agravamiento de la crisis de la administración de justicia; el estancamiento en la aplicación del derecho a la consulta de los pueblos indígenas; y la continua violación de los derechos humanos.

“Durante el periodo se incrementaron reclamos alegando violaciones al derecho a la consulta de los pueblos indígenas. Varios proyectos han sido aprobados e implementados por el Estado, sin la consulta previa de conformidad al derecho internacional. La oficina en Bolivia constata que, no obstante, este derecho haya sido reconocido en la Constitución y en la ley que incorporó en el marco normativo nacional la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas, el Estado no cuenta aún con un marco legal especifico (salvo en materia de hidrocarburos) o con mecanismos institucionalizados que garanticen la observancia del derecho a la consulta”, subraya el Informe.

El año pasado, la oficina de la ONU en Bolivia recibió denuncias por falta de consulta o de consentimiento libre, previo e informado sobre exploración y explotación de recursos naturales en La Paz, Oruro, Potosí, Tarija y Santa Cruz, al igual que sobre el proceso de elaboración de nuevas normas.

El Comisionado advierte que en la gestión pasada se registraron diversas manifestaciones populares en las principales ciudades del país, algunas de las cuales fueron reprimidas con el uso excesivo de la fuerza por parte de la Policía. Ese fue el caso de la movilización de maestros rurales golpeados en La Apacheta de La Paz y de la VIII Marcha Indígena en defensa del TIPNIS, reprimida en la localidad de Yucumo, Beni.

La represión policial a la marcha indígena desató “una seria crisis política y un intenso debate público, motivando la renuncia de dos ministros y otros altos funcionarios. El Presidente Evo Morales pidió públicamente disculpas repudiando los excesos y abusos de la Policía al señalar que no fueron ordenados por su gobierno y luego promovió la aprobación de la Ley N. 0180 para vetar el proyecto de carretera al interior del parque nacional”, rememora el Comisionado.

De ahí que “la realización de los derechos de los pueblos indígenas evidenció estancamiento, en particular respecto al derecho a la consulta sobre proyectos y medidas administrativas o legislativas susceptibles de afectarles”. Además, “siguieron sin implementarse medidas efectivas para la protección de los pueblos indígenas altamente vulnerables”.

El Viceministerio de Justicia Indígena Originaria Campesina aún no ha presentado un proyecto de ley en materia de protección; y hasta la fecha las actividades realizadas por instituciones estatales y de derechos humanos no lograron un impacto efectivo en la disminución del grado de vulnerabilidad de estos pueblos, observa el Comisionado.

El representante internacional “está preocupado por el serio deterioro de las condiciones de algunos de estos pueblos, debido a la falta de medidas pertinentes para garantizar el derecho a la salud, a la educación y los derechos colectivos a sus territorios, entre otros”. Es el caso del pueblo yuqui, cuyos miembros continúan afectados por enfermedades prevenibles como la tuberculosis.

Por otro lado, “persiste la preocupación por la ausencia de programas gubernamentales de apoyo humanitario a las comunidades del pueblo guaraní sometidas a servidumbre”, pese a que se reportaron avances en el proceso de reversión de tierras en Alto Parapetí, aún cuando los terratenientes afectados lograron retrasar la titulación de tierras comunitarias.

Recomendaciones

Para enfrentar los retos en materia de derechos humanos, el Alto Comisionado para los Derechos Humanos recomienda al Poder Ejecutivo, al Tribunal Supremo Electoral y a la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) “analizar detenidamente el reciente proceso de elección a los altos cargos judiciales a fin de revisar el procedimiento de preselección de los postulantes y el proceso de información para los votantes sobre las candidaturas”.

También sugiere a las nuevas autoridades judiciales elegidas que contribuyan a la “consolidación de la independencia judicial” y coadyuven a la implementación de las reformas urgentes y necesarias para superar la crisis estructural del sistema de administración de justicia.

De otra parte, el Alto Comisionado insta al gobierno de Evo Morales a “garantizar el respeto del derecho a la consulta de los pueblos indígenas a fin de obtener su consentimiento libre, previo e informado, mediante normas y procedimientos apropiados, según lo establecido por la Constitución y la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas; y adoptar una legislación correspondiente”.

Asimismo, recomienda realizar una investigación imparcial de las violaciones a derechos humanos cometidas durante la “operación policial de represión de los marchistas por el TIPNIS, respetando los derechos al debido proceso de los eventuales acusados”. Sugiere tomar en cuenta la investigación realizada por el Defensor del Pueblo, la cual identifica a varios altos jefes policiales y funcionarios del gobierno, incluyendo al ex Ministro de Gobierno Sacha Llorenti, que participaron en la planificación y ejecución del operativo.

Por otro lado, el Comisionado alienta a la ALP a reformar la Ley 0174 de Deslinde Jurisdiccional, adecuándola a la Constitución, y sobre la base del resultado de la consulta del Anteproyecto de Ley que cuenta con el consentimiento de las organizaciones de los pueblos indígenas originarios. Reitera además su anterior recomendación al gobierno y a la ALP de eliminar el delito de desacato de la legislación penal.


Texto: Bolpress

Foto: justiciaenlosandes

Gringos asesinos..........



Matar cuando la guerra ya no tiene sentido

Jon Lee Anderson
The New Yorker


Todo indica que los militares norteamericanos y sus aliados de la OTAN no sólo han sobrepasado su estadía en Afganistán, sino también el punto en el que su presencia es otra cosa que tóxica. Mientras que los detalles exactos del incidente son todavía poco claros, es sabido que, temprano en la mañana del domingo (11 de marzo de 2012), un soldado norteamericano aparentemente asesinó a sangre fría a 16 civiles afganos en el distrito Panjwai de la provincia de Kandahar. Nueve de las víctimas, se informó, eran niños. Este es meramente el último eslabón en una cadena de episodios en los que los soldados norteamericanos –pese a las intenciones positivas de la abrumadora mayoría de ellos—han mostrado desprecio, falta de respeto y, cada vez más y en forma trágica, odio por la gente del país que los alberga.

Dos semanas atrás fue la quema accidental de ejemplares del Corán y otros textos sagrados en una base militar norteamericana –la noticia llevó a furiosos motines en todo Afganistán y a la muerte de al menos treinta personas, incluyendo a seis soldados norteamericanos. En enero, fue un video, filmado por los propios soldados norteamericanos, que mostraba a cuatro marines orinando sobre los cadáveres de varios afganos, sospechados de ser parte de los talibán, a los que habían matado. En 2010, en Maiwand, una provincia del sur –no lejos del distrito Panjwai—, un grupo de soldados norteamericanos emprendió el “asesinato deportivo” de civiles afganos: se tomaron fotos posando con sus víctimas y recolectaron partes de sus cuerpos como trofeos.

Tales incidentes no son desconocidos para los norteamericanos –o no deberían serlo. También ocurrieron en Irak. Hubo las ignominias de Abu Ghraib y la masacre de Haditha, y miles de incidentes menores, a veces no reportados, en los que los soldados humillaron, mataron o abusaron de civiles iraquíes por razones que tenían menos que ver con sus posibles intenciones hostiles y más con sus propios miedos y odios. En el verano de 2003, en Fallujhan, conocí a un soldado nortemaericano que se vanaglorió ante mí de haber “quemado” a vehículos civiles que se acercaban por el camino entre Basora y Bagdad porque no estaba seguro de quién estaba en ellos. En ese momento, dijo, había parecido más prudente matarlos que dejarlos vivir, sólo por la posibilidad de que pudieran ser hostiles. El modo en que me contó sus experiencias, sin embargo, dejaba vislumbrar una realidad que a pocos soldados les gusta discutir: que a veces matan porque la oportunidad está allí y porque, en ese momento, a algunos de ellos les resulta divertido. Siete años después, ese mismo soldado me contactó por carta para decir, arrepentido, que era muy diferente de aquel joven que había conocido. Tuve la sensación de que buscaba alguna clase de expiación por las cosas que había hecho, pero también quería mi comprensión. Expresaba un claro sentido de autoconciencia y me preguntó adónde lo llevaría. Dos generacones atrás, antes de Twitter y YouTube y de celulares con cámara, los soldados norteamericanos en Vietnam demostraban rutinariamente su odio hacia el pueblo del país que los hospedaba de modos a menudo peores y mucho más frecuentemente que en Afganistán. En esos días, llevó mucho más tiempo al público norteamericano descubrir cada uno de los episodios –más de un año en el caso de la masacre de My Lai, en 1968. “Nadie quería ser el primero en publicarla”, escribió recientemente Seymour Hersh, quien sacó la historia a la luz.

En My Lai, entre 375 y 520 civiles vietnamitas, en su mayoría mujeres y niños, fueron masacrados a sangre fría por soldados norteamericanos que, en su mayoría, se callaron. Fue después de que apareciera el primer artículo de Hersh que se publicaron fotografías de la masacre –tomadas, mientras ocurría, por un fotógrafo del Ejército norteamericano que estaba en el lugar— en los diarios y en la revista Life. Dada la tecnología actual y la febril cultura mediática de último minuto, parece improbable que algo de esa escala pudiera ocurrir hoy y ser encubierto.

Pero el hecho de que menos civiles –y también soldados—mueran en las guerras de hoy no mitiga los espantosos horrores de sus acciones o reduce el daño político en Afganistán. Los aliados de la OTAN están buscando salirse con algo de gracia y dignidad de una situación que se ha vuelto fea y en la cual su enemigo designado, los Talibán, no sólo ha ganado terreno, sino que luce como probable reconquistador del poder una vez que esa salida final se produzca.

En el otoño (boreal) de 2010, visité al Mullah Zaeef, un ex enviado de importancia de los Talibán y prisionero de Guantánamo después del 11 de septiembre de 2011, quien, desde su liberación y retorno a Afganistán, ha vivido en una villa de Kabul con guardias provistos por el presidente Hamid Karzai. Aunque formalmente evita todo contacto con sus camaradas talibán de antaño que todavía están en la pelea, Zaeef conserva, claramente, el rol de intermediario; Karzai y muchos oficiales militares y de inteligencia norteamericanos y de la OTAN lo ven, ciertamente, como un posible enlace con los talibán moderados.

Zaeef dijo que le divertía haberse vuelto objeto de atención de tantos funcionarios occidentales. Pero, en primer lugar, no estaba seguro de quiénes podían ser esos talibán “moderados”. En cuanto al valor de negociaciones futuras, sonrió cortante y dijo lo único que los talibán podrían estar dispuestos a conversar con los norteamericanos y sus aliados son las condiciones de su retirada total del país. Un acuerdo tal podría determinar si dejarán Afganistán con alguna apariencia de dignidad o no, afirmó.

La sensación de inevitabilidad sólo se ha intensificado desde entonces. Últimamente, los talibán han estado refregándolo en la cara de las fuerzas occidentales. En decenas de incidentes, los soldados del gobierno afgano, y a veces sus oficiales, han vuelto sus armas, cada vez más, sobre sus sorprendidos aliados militares norteamericanos y europeos. Usualmente, después del hecho, los talibán afirman que los asaltantes eran miembros de su grupo, insertados secretamente entre sus enemigos, esperando el momento para golpear, y es posible que algunos de ellos lo fueran –pero no todos. Así como hay norteamericanos que –quizás abrumados por la futilidad de su misión y su incapacidad para comprenderla, y también por sus odios— “pierden la cabeza” y matan a familias afganas en la oscuridad de la noche, hay afganos que matan norteamericanos en lo que conciben como un acto de auto-respeto. La guerra tiene su modo de hacer posible toda clase de matanza.


Texto: Rebelión

Foto: noticias terra

jueves, 15 de marzo de 2012

Domitila



Alfonso Gumucio Dagron

A sus 74 años de edad ha muerto Domitila Barrios de Chungara, valiente mujer de las minas de Bolivia, dirigente del combativo Comité de Amas de Casa de Siglo XX, organización que supo hacerle frente a todas las dictaduras y gobiernos autoritarios durante las décadas de 1960, 1970 y 1980.

“Quiero seguir viviendo”, le decía Domitila a un periodista de Cochabamba, cuando a fines del 2010 fue hospitalizada para un tratamiento del cáncer de pulmón que la agobiaba desde 2008. Su tercer cáncer. Sin seguro médico y sin jubilación, el pronóstico estaba determinado por sus recursos y la solidaridad de algunos amigos, entre ellos varios funcionarios del gobierno del MAS. En la foto de prensa Domitila aparecía con una pañoleta cubriendo su cabeza, porque la quimioterapia la había dejado sin cabello. No quiero recordarla así, prefiero retener otras imágenes de ella, otros momentos.

Nació el 7 de mayo de 1937, hija de un campesino que migró a las minas en busca de una vida mejor. Se casó con un trabajador minero y tuvo 11 hijos, de los cuales solamente 7 sobrevivieron. Desde 1963, Domitila participó activamente en el Comité de Amas de Casa y saltó a la fama internacional a raíz de su protagonismo durante la Tribuna del Año Internacional de la Mujer, organizada por las Naciones Unidas y realizada en México, en 1975, donde “sus intervenciones produjeron un profundo impacto entre los presentes. Eso se debió, en gran parte, a que Domitila vivió lo que otras hablaron”, según narra Moema Viezzer.

Allí surgió la idea de Moema de recoger el relato de Domitila en el libro Si me permiten hablar… (1977) publicado por Editorial Siglo XXI y en innumerables ediciones en varios idiomas. Este libro fue estudiado por su estilo discursivo, no solamente leído, como atestigua el ensayo de 63 páginas de Mariluz Domínguez y Luis Oquendo. Años después David Acebey publicó un segundo libro de conversaciones, ¡Aquí también Domitila! (1985), que no alcanzó la notoriedad del primero.

“Pueblo chico, infierno grande…” y también “nadie es profeta en su tierra”, las dos sentencias me sirven para el párrafo que sigue.

Si bien el libro de Domitila mereció la admiración de miles de lectores en todo el mundo y dio a la conocer la lucha de los mineros bolivianos y de sus familias, en el propio país hubo quienes –entre sus propios compañeros de las minas- llevados por la envidia y los celos, denigraron a Domitila (y a Moema Viezzer también), diciendo que se había enriquecido “a costa del sudor y la sangre de los mineros”. Fueron expresiones de la típica mezquindad y el egoísmo tan comunes en un país sometido por la mediocridad y la pérdida de valores. Ojalá se hubiera enriquecido Domitila; se lo merecía por su valentía y porque era un mujer capaz de articular con pasión e inteligencia su relato sobre la realidad minera. Nadie lo hizo como ella, ninguna otra mujer de las minas proyectó la situación de los trabajadores bolivianos con tanta propiedad y sensibilidad. Pero en lugar de agradecerle, algunos la atacaron mezquinamente.

Luchadora infatigable, fue una de las cinco mujeres mineras que inició la huelga de hambre que fue uno de los factores determinantes de la caída del dictador Hugo Bánzer, luego de siete largos años en el poder. En los días de la huelga de hambre, a fines del 1977 y principios del 1978, visité el grupo que estaba en el diario Presencia, y allí conversé con Domitila, con Xavier Albó, con Luis Espinal y con otros amigos que se fueron sumando a ese grupo de huelguistas. Las fotos que tomé como testimonio –un rollo entero- han sido reproducidas muchas veces.

Semanas después, asistí a mi amigo Alain Labrousse en la realización del documental La huelga de hambre en las minas, donde entrevistamos a las mujeres que habían protagonizado la huelga.

En 1980, mientras trabajaba en el Centro de Investigación y Promoción del campesinado (CIPCA) hice un documental sobre ella: Domitila, la mujer y la organización, y publicamos además un folleto para acompañar el film, con dibujos de Clovis Díaz. Esto fue poco tiempo antes del golpe militar de Luis García Meza. No recuerdo qué suerte corrió ese documental realizado en super 8, probablemente se perdió durante el golpe, cuando muchos tuvimos que salir al exilio, Domitila a Suecia con todos sus hijos, y yo a México.

No fue la última vez que Domitila apareció en uno de mis documentales. Al regresar del exilio, filmamos una entrevista con ella para el documental La voz de las minas (1983) que co-realicé junto a Eduardo Barrios para Unesco, y nuevamente en 1984, cuando por tercera vez hacía el intento de terminar mi frustrada película sobre Luis Espinal, la volví a buscar en Siglo XX. Filmé su testimonio, que era esencial para describir la sensibilidad social de Lucho, a quien ella conoció muy bien.

Mi admiración por Domitila, además de mi afinidad con el movimiento social de los mineros, me llevó a incluirla como personaje en uno de mis cuentos, Interior mina, sobre la ocupación militar en las minas de Siglo XX y Catavi. El cuento ganó en México una mención en el concurso internacional “La palabra y el hombre”, en 1977, y además de perder la virginidad en la revista de ese nombre, se publicó en años siguientes en cinco antologías, las de Alfredo Medrano, Raquel Montenegro, Sandra Reyes (en inglés), Víctor Montoya, y hace un par de años la de Gaby Vallejo Canedo, publicada en Venezuela.

Además de este cuento y las películas en las que aparece, uno de los textos que Eduardo Galeano escribió sobre Domitila, debería servirnos para recordarla:

Recuerdo una asamblea obrera, en las minas de Bolivia, hace ya un tiempito, más de treinta años: una mujer se alzó, entre todos los hombres, y preguntó cuál es nuestro enemigo principal. Se alzaron voces que respondieron “El imperialismo”, “La oligarquía”, “La burocracia”… Y ella, Domitila Chungara, aclaró: "No, compañeros. Nuestro enemigo principal es el miedo, y lo llevamos adentro". Yo tuve la suerte de escucharla. Nunca olvidé.


Texto: Bolpress

Foto: lostiempos

martes, 13 de marzo de 2012

El exilio


La madrugada de hoy falleció la entrañable Domitila, símbolo de la lucha de la mujer por la democracia, por la vida. Comparto un texto de Galeano en su memoria.






Por Eduardo Galeano




1981
Surahammar

¿Cuál es la distancia que separa un campamento minero de Bolivia de una ciudad de Suecia? ¿Cuántas leguas, cuántos siglos, cuántos mundos?

Domitila, una de las cinco mujeres que derribó a una dictadura militar, ha sido condenada al destierro por otra dictadura militar y ha venido a parar, con su marido minero y sus muchos hijos, a las nieves del norte de Europa.

De donde todo falta a donde sobra todo, de la última miseria a la primera opulencia: ojos de estupor en estas caras de barro: aquí en Suecia se tiran a la basura televisores casi nuevos, ropas apenas usadas y muebles y heladeras y cocinas y lavaplatos que funcionan perfectamente. Van al muere los automóviles de penúltimo modelo.

Domitila agradece la solidaridad de los suecos y les admira la libertad, pero el derroche la ofende. La soledad, en cambio, le da pena: la pobre gente rica a solas ante el televisor, bebiendo a solas, comiendo a solas, hablando a solas.

-Nosotros -cuenta, recomienda Domitila- nosotros, allá en Bolivia, aunque sea para pelearnos, nos juntamos.

Memoria del Fuego III. El siglo del viento.

Recuerdo una asamblea obrera, en las minas de Bolivia, hace ya un tiempito, más de treinta años: una mujer se alzó, entre todos los hombres, y preguntó cuál es nuestro enemigo principal. Se alzaron voces que respondieron “El imperialismo”, “La oligarquía”, “La burocracia”... Y ella, Domitila Chungara, aclaró: “No, compañeros. Nuestro enemigo principal es el miedo, y lo llevamos adentro“. Yo tuve la suerte de escucharla. Nunca olvidé.



Texto y foto: eduardogaleano.org

Los guerrilleros del Madidi



Pablo Cingolani

Al tipo ese, a Baily, no hay que tomarlo en serio, ni contestarle, ni exigirle pruebas, ni nada. Es un provocador nauseabundo, un títere del imperialismo –cuando Cristina Fernández se operó, dijo cosas tan asquerosas que no vale la pena ni recordarlas, pero siempre condenarlo por su bufonesca labor. Ese “experto en seguridad” de origen gusano, es otro de su tamaño: hablar de la existencia de una base de formación guerrillera en el Madidi es un delirio, una estupidez. Más bien, dada la resonancia absurda que ha tenido esta noticia, aprovecho para refrescar un poco la memoria y rendir mi homenaje a los militantes y guerrilleros de verdad que hace cuarenta años sí estuvieron en el Madidi, pero en calidad de confinados y de presos políticos de la dictadura de Banzer.



Siempre demoro un proyecto: hacer un estudio en detalle sobre la historia de lo que fue el campo de concentración de Alto Madidi. Antes, mucho antes, de que el actual parque nacional existiera, en un extremo de su territorio (precisamente donde hoy se encuentra el campamento del mismo nombre), se había instalado este sitio de castigo a los opositores políticos. Alto Madidi queda en el municipio de Ixiamas, Norte de La Paz. Ahora hay un caminejo que llega hasta la comunidad de El Tigre; desde allí hay que arribar al lugar a pie.

Hay tres testimonios escritos y publicados sobre el Madidi como cárcel:

1) Alto Madidi. Testimonio de un confinamiento. Ediciones Moxos, La Paz, 1973. Su autor es Germán Vargas Martínez. Incluye el artículo escrito por Ángel Torres: El infierno también se llama Madidi. Semana, Ultima Hora, La Paz, 30 de abril de 1971.

2) Nido de Marigüies. Testimonio de un sobreviviente de la masacre del 20 de agosto de 1971 en la Universidad Gabriel René Moreno y la vida de preso político en el campo de concentración Madidi. Edición del autor, Santa Cruz, 1996. Está firmado por Luis Enrique Mazzone Roca y

3) Fuga de la prisión verde. Alto Madidi: un campo de concentración en la dictadura de Banzer. Edición del autor, La Paz, 2004. La obra corresponde a Jaime Taborga.

Para ser correctos con la historia, según la documentación que tenemos, el campo ya estaba habilitado cuando gobernaba Torres y allí fue a parar el Dr. Vargas Martínez que era dirigente del PIR y seis prisioneros más, falangistas y movimientistas. Estuvieron detenidos allí 16 días.

El testimonio de este abogado beniano está cargado del típico dramatismo urbano, mezclado con intencionalidad política. Para el mismo, “Sólo el hecho de bajar desde aproximadamente cuatro mil metros de La Paz a más o menos trescientos en que serpentea el río Madidi, muy próximo al límite con Perú en la ardiente zona amazónica, ya es violencia extrema”. Sigue delimitando su circunstancia tremenda cuando agrega que: “el vaho de la humedad que hace irrespirable el ambiente, luego de otras molestias a describirse después, padecidas durante dieciséis interminables días, darán alguna idea de esta odisea”.

No abundaré más en este testimonio, sólo anotaré un par de cuestiones. Resulta contradictorio (por calificarlo de alguna manera) que un beniano describa así lo vivido en ese lugar de la selva. El clima del Beni es similar al del Alto Madidi. Por otra parte, hasta hoy, entre la izquierda beniana (de larga tradición, por cierto) se sienten orgullosos –y es sólo un ejemplo- que muchos de los guerrilleros que acompañaron al Che Guevara eran oriundos del Beni. Para empezar, los emblemáticos Inti y Coco Peredo.

Hay un librito entrañable, casi desconocido, que escribió Antonio, sobre la historia de sus hermanos, donde narra la infancia de los changos, en la Trinidad inundada de fines de los años 40. Dice Antonio Peredo Leigue: “contando apenas con sus primeros diez años, Inti y Coco ya nadaban libremente en el arroyo, cuando la época de lluvias llenaba su cauce o se daban una escapada hasta la laguna Suarez, a Chetequije e incluso hasta Cotoca, una pequeña estancia a legua y media de Trinidad. Con mi tendencia reposada, yo no era compañero de sus andanzas. Dice Chato –que los seguía siempre que podía- que se ingeniaban para “prestarse” un caballo que encontraban descuidado y se lanzaban a correr sin monturas ni estribos (…) les era fácil hacer amigos y siempre estaban formando pandillas que organizaban toda suerte de travesuras…” (Antonio Peredo Leigue: Inti y Coco, combatientes. Fundación Che Guevara, La Paz, 2000).

Anotaré algo más, aunque no recuerdo la fuente, pero en algún lado lo leí: algún patriota boliviano del siglo XIX decía algo así: que cuando lo confinaban por motivos políticos, aprovechaba para estudiar la geografía y la historia del lugar.

Que el Madidi –hoy considerado una de las bellezas naturales más atractivas de Bolivia-, fuera cargado de adjetivaciones tan nefastas tan solo cuarenta años atrás, habla de un cambio en la percepción, una cambio en la mirada, habla de muchas cosas.

* * *

Los prisioneros estaban esperando la llegada del avión de los abastecimientos para tomarlo y rajar de Alto Madidi. El capitán Montalvo –un héroe, que debería ser reivindicado por la historia- estaba al mando del operativo de fuga. Mientras tanto, había que comer. El relato de Mazzone Roca sobre la expropiación de una tortuga para volverla sopa es genial, de lo mejor que leí en Bolivia sobre el anecdotario militante, una joyita que nos devuelve el ánimo. La transcribo in extenso como homenaje a esos hombres. Dice así:

“El quinto día de espera angustiosa del avión ha llegado y el cielo permanece obscuro. No hay qué comer. ¿Qué hacer?, pero es Chubé, que encuentra la solución al mayor problema de este día gris y obscuro, que no promete nada. Y Chubé dice: —yo creo que la solución está en la peta del changuito orureño. Se refería a la tortuga de un muchacho de dieciséis años, natural de Oruro, que guardaba con mucho cariño, una tortuga de monte, bastante grande; para solucionar el problema de cien hombres para un almuerzo.

—Cierto. Esa es la única solución— dice Montalvo, moviendo la cabeza e inmediatamente ordena su decomiso. Chubé y Mita, parten a ejecutar la expropiación de la tortuga, la misma que es tomada contra la voluntad del muchacho, que exigía una indemnización de al menos veinte pesos y los benianos se ocuparon de descuartizarla y del menú. Los del último turno dormimos plácidamente, gracias a la lluvia, que refrescó el ambiente y gracias al sueño que teníamos. No sabemos que tenemos que comer hoy, hoy, pero el instinto de conservación nos hace percibir el agradable olor que despide la tortuga en la olla. Son las once de la mañana y la cola ya está esperando con media hora de anticipación, la sabrosa sopa que se cocina. Las once y media de la mañana y la olla gigante comienza a vaciarse.

Media hora y la que fue una tortuga y una sopa de tortuga, han desaparecido, como por arte de magia. Todos alcanzamos a tomar un plato de sopa caliente, con un pedazo de carne.

¡Qué sabrosa estaba la sopa!”.

El libro de Mazzone es mi favorito. Cuenta una historia con final feliz. Los prisioneros logran su objetivo: toman el avión y, sobrevolando la selva, la cordillera y el altiplano, aterrizaron en Puno- Perú, desde donde luego se asilaron en la República de Chile, en ese entonces gobernada por el compañero Chicho, Salvador Allende y donde fueron recibidos como héroes. No abundo sobre esta historia (ver en internet: Entrevista a Arturo Montalvo, militar boliviano en el exilio. Sobreviviente del infierno verde, por Javier Claure C. en Rebelión, 11/08/2010). El libro de “Yuyo” Taborga –uno de los fugados- también se refiere al escape a la libertad. Es el libro mejor escrito, el más filosófico, también me gusta.

Sólo diré una cosa: la Bolivia democrática y plurinacional de hoy le debe un reconocimiento a esta gente, que escribió una página de gesta, un acto heroico, de valientes. Habría que hacer una película, revivir este notable hecho histórico, para que la juventud boliviana se inspire, se motive, se sienta orgullosa, y se dejen de ver esas películas de mierda con la cual nos invaden y nos colonizan los gringos.


Texto: Bolpress

Foto: web

USAsesina...............

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