jueves, 28 de enero de 2010

28 de enero de 1892: la batalla de Kuruyuki


Mario Iván Paredes Mallea

¿¡Qué gran tesoro esconde este gran pueblo!?, ¡¿qué gran tesoro tiene en sí la nación guaraní?!

Sí, hablemos de un tesoro y de una nación. Son dos vetas todavía no descubiertas ni exploradas del todo por parte de los llamados intelectuales, y/o de aquellos que escribieron y hablaron acerca de la nación guaraní. Y es que para hacerlo no es suficiente haber consultado bibliografía previa, o haber conversado con algunos personajes del mundo guaraní. Sino que, como una especie sugestiva de proceso metodológico de investigación, lo que se precisa es penetrar de corazón al corazón de las comunidades guaraní. Y no sólo en su sentido figurado, sino efectivamente adentrarse a los corazones de las personas que forman parte de las comunidades de la gran nación guaraní.

Mientras tanto, lo que aproximadamente podemos decir es: la verdad es que el tesoro y la nación son uno y el mismo ser. La distinción está en que la nación tiene muchos y valiosísimos tesoros; y como todos los tesoros: son preciosos y deben ser cuidados. Tesoros como su densa y bella historia; su sencilla y, a la vez, compleja organización económica; su efectiva y horizontal organización social; sus preciosas tradiciones y costumbres centenarias, sus esperanzas merecidas, sus brillantes luchas pasadas y actuales.

Y de entre sus muchas luchas pasadas, ahora, queremos destacar una: la Batalla de Kuruyuki.

Se ha escrito y hablado tanto acerca de ella. Se sabe que ocurrió un 28 de enero de 1.892, precisamente en la comunidad de Kuruyuki. Pues bien, importa mucho saber que no toda la nación guaraní combatió en ese entonces contra los enemigos karai (los blancos colonizadores y conquistadores, explotadores y sojuzgadores). Importa mucho saber que en términos militares se sufrió una derrota. Importa mucho saber que casi todas las clases y fracciones sociales dominantes de entonces en Bolivia se coligaron para combatir a ese poderoso y aguerrido ejército de combatientes guaraní. Importa mucho saber que hubo un interés profundo, de parte de las clases y fracciones sociales dominantes de entonces, por hacer desaparecer en términos físicos a los habitantes de la nación guaraní que habita el Chaco Boliviano. Importa mucho saber que a los sobrevivientes de entre los combatientes y sus parientes, y otros que no combatieron, se los distribuyó en condiciones de casi esclavitud entre los poderosos de entonces. Importa mucho saber que la preparación previa y los desplazamientos militares posteriores de los insurrectos, se caracterizaron por una impecable organización militar, por gozar de una buena logística, disciplinada y eficiente dirección militar, y un gran y decidido apoyo de las comunidades guaraní.

Importan tantas y tantas cosas que rodearon con gloria y heroísmo a la Batalla de Kuruyiki. Pero lo que puede importar más aún, es la intención y la efectiva acción de la mayoría de los miembros de la nación guaraní por tratar valientemente de terminar con su condición de hombres y mujeres no libres. Pues, tengamos en cuenta que, entre su filosofía de vida se encuentra esa especie de mandato de vida: ser hombresy mujeres libres.

Pero lo que puede importar más aún, son las hermosas formas de organización económica, social, militar e ideológica que se construyeron y desarrollaron para afrontar en guerra contra el colonizador y usurpador venido de fuera. Pero lo que puede importar más aún, es el haber sucumbido pero sin haberse rendido en ningún momento, jamás, no sólo de parte de los combatientes guaraní, sino de todos aquellos que formaron parte del conjunto del ejército de esta nación y de las mujeres, ancianos y niños sobrevivientes. Pero lo que puede importar más aún, es la desarticulación (o autodesarticulación) del entramado social que pusieron en práctica los guaraní, apenas concluida la Batalla de Kuruyuki. Autodesarticulación social desarrollada como una estrategia de sobrevivencia por parte de la nación guaraní, y que no es interpretada de forma correcta por los intelectuales, estudiosos, de esta nación. Fenómeno social que duró mucho tiempo, y que les sirvió, sin embargo, para conservar sus legados más preciados como pueblo, como nación, y que ahora los muestran al mundo como unas formas de organización social que pueden ser unas formas de vida, junto con las conquistas del mundo moderno, para el mundo del futuro. Pero lo que puede importar más aún, es su gran capacidad de resistencia, de lucha tenaz, de persistencia por conservar en el transcurso del tiempo sus características como nación; la casi terquedad por desarrollar lo que son y lo que quieren ser.

¡Honor y gloria a los kereimba caídos en combate en Kuruyuki!

¡Honor y gloria a los guaraní luchadores de todos los tiempos!

¡Honor y gloria a Apiaguayki Tüpa, cabeza de la Batalla de Kuruyuki!

Texto: Indymedia Bolivia
Foto: franciscanosdetarija.com

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