El Dorado fue una supuesta civilización amazónica que rivalizó con los incas y aztecas, pero que los conquistadores españoles jamás hallaron. En 1920, el británico Percy Fawcett dirigió una expedición para encontrarlo, pero nunca más se supo de él, desaparición que inspiró a Conan Doyle “El mundo perdido”.
Es la leyenda que atrajo a legiones de exploradores y aventureros a sus muertes: un antiguo imperio de ciudadelas y tesoros escondidos en lo profundo de la selva amazónica. Conquistadores españoles se aventuraron en su búsqueda, seguidos a través de los siglos por otros convencidos de que encontrarían una civilización perdida que rivaliza con aztecas e incas. Algunos buscadores lo llamaban El Dorado, otros la Ciudad de Z. Pero la selva los tragaba y nada se encontró, solidificando su mito. La Amazonía era demasiado inhóspita, dijeron los eruditos del siglo XX, para permitir grandes asentamientos humanos.
Ahora, sin embargo, los condenados soñadores han demostrado estar en lo correcto: hubo una gran civilización. Nuevas imágenes satelitales y sobrevuelos han revelado más de 200 enormes obras terrestres geométricas labradas en la cuenca del alto Amazonas cerca del límite de Brasil con Bolivia. Cubriendo más de 250 kilómetros, hay cuadrados y otras formas geométricas formando una red de avenidas y veredas que se construían antes de que Colón llegará al nuevo mundo. Algunos lo datan tan atrás como en 200 a.C., otros al año 1283.
Estructuras bajo la selva
Científicos que han mapeado las obras creen que podría haber otras 2.000 estructuras bajo la selva, vestigios de una sociedad desaparecida. Las estructuras, muchas de las cuales han sido reveladas por el despeje de bosques para la agricultura, apuntan a una “sofisticada sociedad precolombina constructora de monumentos”, dijo la revista Antiquity, que publicó la investigación. El artículo agrega: “El hasta ahora desconocido pueblo construyó obras de preciso plan geométrico conectado por vías rectas. La cultura se extiende por una región de más de 250 kilómetros, y explota tanto las planicies de inundación como las tierras altas… no hemos visto hasta ahora más de una décima parte”.
Las estructuras podrían haber mantenido a una población de 60 mil personas, más que en muchas ciudades medievales europeas.
Los descubrimientos han demolido las ideas de que los sueños en el Alto Amazonas eran demasiado pobres para sustentar una agricultura extensiva, dice Denise Schaan, coautora del estudio y antropóloga de la Universidad Federal de Pará, en Belém, Brasil. Dijo al National Geographic: “Encontramos que este cuadro está equivocado. Y hay mucho más por descubrir en estos lugares, es interminable. Cada semana encontramos nuevas estructuras”. Muchos de los montículos eran simétricos y se orientaban al norte, generando teorías de que tenían significación astronómica. A los investigadores les sorprendió especialmente que las obras en las planicies anegables y en las tierras altas fueran de un estilo similar, lo que sugiere que todas fueron construidas por la misma cultura. “En la arqueología amazónica siempre se tiene esta idea de que se encuentra a diferentes pueblos en diferentes ecosistemas”, dijo Schaan.
Pirámides egipcias
Las primeras formas geométricas fueron detectadas en 1999, pero es sólo ahora, a medida que la imaginería satelital revela lugares, que está quedando clara la escala de los asentamientos. Algunos antropólogos dicen que rivalizan con las pirámides de Egipto.
“Estas revelaciones están reventando nuestras percepciones acerca de cómo era realmente América antes de Colón”, dijo David Grann, autor de “La ciudad perdida de Z”, un libro acerca de un intento de la década de 1920 por encontrar señales de civilizaciones amazónicas. “Los descubrimientos están desafiando presunciones largo tiempo instaladas respecto de la Amazonía donde sólo podrían haber existido pequeñas tribus primitivas, y respecto de los límites que el medio ambiente imponía al auge de civilizaciones”. También están reivindicando, dijo Grann, a Percy Fawcett, el británico que dirigió la expedición para encontrar la Ciudad de Z. El grupo de Fawcett se esfumó, dando origen a un misterio e inspirando el libro de Conan Doyle “El mundo perdido”.
Es la leyenda que atrajo a legiones de exploradores y aventureros a sus muertes: un antiguo imperio de ciudadelas y tesoros escondidos en lo profundo de la selva amazónica. Conquistadores españoles se aventuraron en su búsqueda, seguidos a través de los siglos por otros convencidos de que encontrarían una civilización perdida que rivaliza con aztecas e incas. Algunos buscadores lo llamaban El Dorado, otros la Ciudad de Z. Pero la selva los tragaba y nada se encontró, solidificando su mito. La Amazonía era demasiado inhóspita, dijeron los eruditos del siglo XX, para permitir grandes asentamientos humanos.
Ahora, sin embargo, los condenados soñadores han demostrado estar en lo correcto: hubo una gran civilización. Nuevas imágenes satelitales y sobrevuelos han revelado más de 200 enormes obras terrestres geométricas labradas en la cuenca del alto Amazonas cerca del límite de Brasil con Bolivia. Cubriendo más de 250 kilómetros, hay cuadrados y otras formas geométricas formando una red de avenidas y veredas que se construían antes de que Colón llegará al nuevo mundo. Algunos lo datan tan atrás como en 200 a.C., otros al año 1283.
Estructuras bajo la selva
Científicos que han mapeado las obras creen que podría haber otras 2.000 estructuras bajo la selva, vestigios de una sociedad desaparecida. Las estructuras, muchas de las cuales han sido reveladas por el despeje de bosques para la agricultura, apuntan a una “sofisticada sociedad precolombina constructora de monumentos”, dijo la revista Antiquity, que publicó la investigación. El artículo agrega: “El hasta ahora desconocido pueblo construyó obras de preciso plan geométrico conectado por vías rectas. La cultura se extiende por una región de más de 250 kilómetros, y explota tanto las planicies de inundación como las tierras altas… no hemos visto hasta ahora más de una décima parte”.
Las estructuras podrían haber mantenido a una población de 60 mil personas, más que en muchas ciudades medievales europeas.
Los descubrimientos han demolido las ideas de que los sueños en el Alto Amazonas eran demasiado pobres para sustentar una agricultura extensiva, dice Denise Schaan, coautora del estudio y antropóloga de la Universidad Federal de Pará, en Belém, Brasil. Dijo al National Geographic: “Encontramos que este cuadro está equivocado. Y hay mucho más por descubrir en estos lugares, es interminable. Cada semana encontramos nuevas estructuras”. Muchos de los montículos eran simétricos y se orientaban al norte, generando teorías de que tenían significación astronómica. A los investigadores les sorprendió especialmente que las obras en las planicies anegables y en las tierras altas fueran de un estilo similar, lo que sugiere que todas fueron construidas por la misma cultura. “En la arqueología amazónica siempre se tiene esta idea de que se encuentra a diferentes pueblos en diferentes ecosistemas”, dijo Schaan.
Pirámides egipcias
Las primeras formas geométricas fueron detectadas en 1999, pero es sólo ahora, a medida que la imaginería satelital revela lugares, que está quedando clara la escala de los asentamientos. Algunos antropólogos dicen que rivalizan con las pirámides de Egipto.
“Estas revelaciones están reventando nuestras percepciones acerca de cómo era realmente América antes de Colón”, dijo David Grann, autor de “La ciudad perdida de Z”, un libro acerca de un intento de la década de 1920 por encontrar señales de civilizaciones amazónicas. “Los descubrimientos están desafiando presunciones largo tiempo instaladas respecto de la Amazonía donde sólo podrían haber existido pequeñas tribus primitivas, y respecto de los límites que el medio ambiente imponía al auge de civilizaciones”. También están reivindicando, dijo Grann, a Percy Fawcett, el británico que dirigió la expedición para encontrar la Ciudad de Z. El grupo de Fawcett se esfumó, dando origen a un misterio e inspirando el libro de Conan Doyle “El mundo perdido”.
Texto y imagen: Amazonía de Bolivia
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