martes, 13 de marzo de 2012

El exilio


La madrugada de hoy falleció la entrañable Domitila, símbolo de la lucha de la mujer por la democracia, por la vida. Comparto un texto de Galeano en su memoria.






Por Eduardo Galeano




1981
Surahammar

¿Cuál es la distancia que separa un campamento minero de Bolivia de una ciudad de Suecia? ¿Cuántas leguas, cuántos siglos, cuántos mundos?

Domitila, una de las cinco mujeres que derribó a una dictadura militar, ha sido condenada al destierro por otra dictadura militar y ha venido a parar, con su marido minero y sus muchos hijos, a las nieves del norte de Europa.

De donde todo falta a donde sobra todo, de la última miseria a la primera opulencia: ojos de estupor en estas caras de barro: aquí en Suecia se tiran a la basura televisores casi nuevos, ropas apenas usadas y muebles y heladeras y cocinas y lavaplatos que funcionan perfectamente. Van al muere los automóviles de penúltimo modelo.

Domitila agradece la solidaridad de los suecos y les admira la libertad, pero el derroche la ofende. La soledad, en cambio, le da pena: la pobre gente rica a solas ante el televisor, bebiendo a solas, comiendo a solas, hablando a solas.

-Nosotros -cuenta, recomienda Domitila- nosotros, allá en Bolivia, aunque sea para pelearnos, nos juntamos.

Memoria del Fuego III. El siglo del viento.

Recuerdo una asamblea obrera, en las minas de Bolivia, hace ya un tiempito, más de treinta años: una mujer se alzó, entre todos los hombres, y preguntó cuál es nuestro enemigo principal. Se alzaron voces que respondieron “El imperialismo”, “La oligarquía”, “La burocracia”... Y ella, Domitila Chungara, aclaró: “No, compañeros. Nuestro enemigo principal es el miedo, y lo llevamos adentro“. Yo tuve la suerte de escucharla. Nunca olvidé.



Texto y foto: eduardogaleano.org

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