(ASC – Noticias) 22 – Junio - 09
Por: Dunia Sandoval Arenas
La encomienda era en 1630, “un contrato que hace el rey con el encomendero, que obliga, a ambos contrayentes: al rey a que ceda al encomendero la percepción de los tributos; al encomendero a que instruya al indio que recibe bajo su amparo en ánimo de prudencia divina y humana y a defender la provincia a su costa, como feudatario”. [1]
El repartimiento de tierras coincidía con la encomienda de “enseñanza religiosa” Entonces bajo el pretexto de enseñanza, se manifiestan los privilegios de los españoles y la sumisión personal, entrega de especies o contribución monetaria. El trabajo servil significaba que el encomendero disponía del trabajo y de la vida de los que vivían en su territorio, para garantizar el cumplimiento del trabajo se usaba la coacción, es decir, castigos físicos que en ocasiones llegaban a extremos de crueldad. Lo tradicional eran los azotes, el cepo, los abusos sexuales.
En el oriente boliviano, el “patrón” exigía lealtad absoluta, y estaba prohibido, bajo pena de muerte, salir del territorio de la hacienda. Estas relaciones de explotación eran encubiertas con relaciones de padrinazgo, de los hijos y la “aculturación” de poblaciones indígenas que asumían idioma, religión, y costumbres sociales de los patrones e incluso sus apellidos, presentados como “superiores” y anulando así las organizaciones propias e identidad de los pueblos indígenas.
Actualmente, todavía subsisten pueblos indígenas bajo situación de cautiverio, cuyo origen está en las formas de dominación establecida por la administración española durante la época colonial, que fueron seguidas por los “criollos”, hijos de españoles, que en algunas zonas y casos, mantuvieron con pocos cambios las formas de explotación a los indígenas.
Aunque la gobernación de Santa Cruz no estaba comprendida en la mita. Los originarios de tierras bajas estaban permanentemente acosados por los “cazadores” de personas, quienes los esclavizaban y llevaban para vender a Potosí.
El proceso de encomienda empezó con los fundadores de las ciudades de Santa Cruz de la Sierra, Ñuflo de Chávez y Andrés Manso, La Barranca. “Comenzando la tarea de repartir tierras y encomiendas los capitanes Manso y Chaves, desde el momento mismo de las fundaciones de La Barranca y Santa Cruz de la Sierra en 1561. Atendiendo a lo dispuesto en las instructivas dadas a los mencionados capitanes por el virrey Hurtado de Mendoza.”
“Dejando constancia en la relación de servicios del mencionado Capitán Chaves, que fundó en nombre de Dios y de Su Majestad el Rey e el ilustre señor don García Y Manrique la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, el 26 de febrero de 1561 en mérito a la autoridad que ejercía en la naciente provincia. Prosiguiendo luego a nuevas entradas en busca de mayores descubrimientos en la región de Mojos, por su incansable deseo de desencantar la tierra y poblarla para el bien de la Madre Iglesia y S; el Rey.”[2]
En realidad hubieron 90 fundadores de la ciudad y 89 repartimientos, lo que implicaba repartimiento de tierras y encomienda de los nativos. El Cabildo de la ciudad de Santa Cruz dio instrucciones al capitán Hernando de Salazar solicitar al virrey del Perú la aprobación de los repartimientos y encomiendas realizadas la gobernación titular para el capitán Ñuflo de Chaves, “Que todos los pueblos de indios que ha repartido y reparta el capitán Chaves se perpetúen en las personas que se han encomendado y a sus descendientes atendiendo a ser los primeros conquistadores y pobladores y que en la conquista y pacificación han trabajado y gastado mucho a su costa. Y que dicha sucesión sea con cuatro o cinco vidas o más”
Los conquistadores tomaban el descubrimiento y colonización de tierras como un negocio, para recuperar su inversión pedían indígenas que trabajen gratuitamente, en sometimiento por varias generaciones. En los hechos, aún cuando se dio la independencia de España y creación de Bolivia en 1825. Muchos pueblos indígenas de tierras bajas, seguían sometidos, mientras que otros continuaban resistiendo, al proceso de “pacificación”.
Análisis del Himno a Santa Cruz
En primer lugar, fue escrito en la década de 1920, alrededor de cien años después de la independencia. El contexto de esa época era los gobiernos oligarcas liberales, que excluían completamente a las poblaciones indígenas. Sus referentes eran las culturas europeas, especialmente Francia e Inglaterra.
Entonces, en ese contexto, el Himno a Santa Cruz es un elogio a los conquistadores españoles y no a la independencia de la corona española; como lo es el Himno Nacional de Bolivia.
Bajo el cielo más puro de América
(Se refiere a la pureza de la naturaleza, sin contaminación)
Y en la tierra de Ñuflo de Chávez
(La tierra de Santa Cruz, es propiedad de Ñuflo de Chávez, por eso la repartió, no se reconoce en absoluto la existencia de los pueblos indígenas)
Libertad van trinando las aves, de su veste ostentando el primor
De las flores el mundo galano, su ambrosía perfumada ofreciendo
La palabra libertad está vacía de contenido, se refiere solamente a la libertad de la naturaleza, a la belleza de la naturaleza, no a una libertad política o independencia de España.
La España grandiosa con hado benigno aquí plantó el signo de la redención
Se alaba al imperio colonial Español y se da el juicio de que era un destino bueno y positivo, seguramente desde su punto de vista, pero significó la destrucción de gran parte de las culturas de los pueblos originarios, la explotación y los abusos. Desde las cruzadas, hasta la conquista de América tuvo una utilización de la religión católica para favorecer a los conquistadores, que no corresponde al mensaje evangélico. La existencia de las torturas en la inquisición de Lima, fueron la máxima expresión de ese proceso, sobre el cual la Iglesia ha reflexionado y lo reconoce. Un sistema más suave fue el de los misioneros jesuitas. Pero en general, el papel de la Iglesia fue apoyo a los abusos de la conquista y eso se reivindica en el himno a Santa Cruz como positivo.
En síntesis, al cantar la letra del himno cruceño, estamos alabando al proceso de colonización y no al orgullo de ser independientes. Aunque en una estrofa que no se canta, se menciona a Warnes, no tiene coherencia con el contenido general del himno.
Es el momento de iniciar un debate sobre el contenido histórico de los mensajes que transmitimos ya que estamos en otra etapa de reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas. En esta etapa no se puede seguir repitiendo sin analizar, solo así seremos capaces, como cruceños y bolivianos de encontrar nuestra propia identidad en lugar de rechazarnos a nosotros mismos, acomplejarnos de nuestra herencia indígena.
Por: Dunia Sandoval Arenas
La encomienda era en 1630, “un contrato que hace el rey con el encomendero, que obliga, a ambos contrayentes: al rey a que ceda al encomendero la percepción de los tributos; al encomendero a que instruya al indio que recibe bajo su amparo en ánimo de prudencia divina y humana y a defender la provincia a su costa, como feudatario”. [1]
El repartimiento de tierras coincidía con la encomienda de “enseñanza religiosa” Entonces bajo el pretexto de enseñanza, se manifiestan los privilegios de los españoles y la sumisión personal, entrega de especies o contribución monetaria. El trabajo servil significaba que el encomendero disponía del trabajo y de la vida de los que vivían en su territorio, para garantizar el cumplimiento del trabajo se usaba la coacción, es decir, castigos físicos que en ocasiones llegaban a extremos de crueldad. Lo tradicional eran los azotes, el cepo, los abusos sexuales.
En el oriente boliviano, el “patrón” exigía lealtad absoluta, y estaba prohibido, bajo pena de muerte, salir del territorio de la hacienda. Estas relaciones de explotación eran encubiertas con relaciones de padrinazgo, de los hijos y la “aculturación” de poblaciones indígenas que asumían idioma, religión, y costumbres sociales de los patrones e incluso sus apellidos, presentados como “superiores” y anulando así las organizaciones propias e identidad de los pueblos indígenas.
Actualmente, todavía subsisten pueblos indígenas bajo situación de cautiverio, cuyo origen está en las formas de dominación establecida por la administración española durante la época colonial, que fueron seguidas por los “criollos”, hijos de españoles, que en algunas zonas y casos, mantuvieron con pocos cambios las formas de explotación a los indígenas.
Aunque la gobernación de Santa Cruz no estaba comprendida en la mita. Los originarios de tierras bajas estaban permanentemente acosados por los “cazadores” de personas, quienes los esclavizaban y llevaban para vender a Potosí.
El proceso de encomienda empezó con los fundadores de las ciudades de Santa Cruz de la Sierra, Ñuflo de Chávez y Andrés Manso, La Barranca. “Comenzando la tarea de repartir tierras y encomiendas los capitanes Manso y Chaves, desde el momento mismo de las fundaciones de La Barranca y Santa Cruz de la Sierra en 1561. Atendiendo a lo dispuesto en las instructivas dadas a los mencionados capitanes por el virrey Hurtado de Mendoza.”
“Dejando constancia en la relación de servicios del mencionado Capitán Chaves, que fundó en nombre de Dios y de Su Majestad el Rey e el ilustre señor don García Y Manrique la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, el 26 de febrero de 1561 en mérito a la autoridad que ejercía en la naciente provincia. Prosiguiendo luego a nuevas entradas en busca de mayores descubrimientos en la región de Mojos, por su incansable deseo de desencantar la tierra y poblarla para el bien de la Madre Iglesia y S; el Rey.”[2]
En realidad hubieron 90 fundadores de la ciudad y 89 repartimientos, lo que implicaba repartimiento de tierras y encomienda de los nativos. El Cabildo de la ciudad de Santa Cruz dio instrucciones al capitán Hernando de Salazar solicitar al virrey del Perú la aprobación de los repartimientos y encomiendas realizadas la gobernación titular para el capitán Ñuflo de Chaves, “Que todos los pueblos de indios que ha repartido y reparta el capitán Chaves se perpetúen en las personas que se han encomendado y a sus descendientes atendiendo a ser los primeros conquistadores y pobladores y que en la conquista y pacificación han trabajado y gastado mucho a su costa. Y que dicha sucesión sea con cuatro o cinco vidas o más”
Los conquistadores tomaban el descubrimiento y colonización de tierras como un negocio, para recuperar su inversión pedían indígenas que trabajen gratuitamente, en sometimiento por varias generaciones. En los hechos, aún cuando se dio la independencia de España y creación de Bolivia en 1825. Muchos pueblos indígenas de tierras bajas, seguían sometidos, mientras que otros continuaban resistiendo, al proceso de “pacificación”.
Análisis del Himno a Santa Cruz
En primer lugar, fue escrito en la década de 1920, alrededor de cien años después de la independencia. El contexto de esa época era los gobiernos oligarcas liberales, que excluían completamente a las poblaciones indígenas. Sus referentes eran las culturas europeas, especialmente Francia e Inglaterra.
Entonces, en ese contexto, el Himno a Santa Cruz es un elogio a los conquistadores españoles y no a la independencia de la corona española; como lo es el Himno Nacional de Bolivia.
Bajo el cielo más puro de América
(Se refiere a la pureza de la naturaleza, sin contaminación)
Y en la tierra de Ñuflo de Chávez
(La tierra de Santa Cruz, es propiedad de Ñuflo de Chávez, por eso la repartió, no se reconoce en absoluto la existencia de los pueblos indígenas)
Libertad van trinando las aves, de su veste ostentando el primor
De las flores el mundo galano, su ambrosía perfumada ofreciendo
La palabra libertad está vacía de contenido, se refiere solamente a la libertad de la naturaleza, a la belleza de la naturaleza, no a una libertad política o independencia de España.
La España grandiosa con hado benigno aquí plantó el signo de la redención
Se alaba al imperio colonial Español y se da el juicio de que era un destino bueno y positivo, seguramente desde su punto de vista, pero significó la destrucción de gran parte de las culturas de los pueblos originarios, la explotación y los abusos. Desde las cruzadas, hasta la conquista de América tuvo una utilización de la religión católica para favorecer a los conquistadores, que no corresponde al mensaje evangélico. La existencia de las torturas en la inquisición de Lima, fueron la máxima expresión de ese proceso, sobre el cual la Iglesia ha reflexionado y lo reconoce. Un sistema más suave fue el de los misioneros jesuitas. Pero en general, el papel de la Iglesia fue apoyo a los abusos de la conquista y eso se reivindica en el himno a Santa Cruz como positivo.
En síntesis, al cantar la letra del himno cruceño, estamos alabando al proceso de colonización y no al orgullo de ser independientes. Aunque en una estrofa que no se canta, se menciona a Warnes, no tiene coherencia con el contenido general del himno.
Es el momento de iniciar un debate sobre el contenido histórico de los mensajes que transmitimos ya que estamos en otra etapa de reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas. En esta etapa no se puede seguir repitiendo sin analizar, solo así seremos capaces, como cruceños y bolivianos de encontrar nuestra propia identidad en lugar de rechazarnos a nosotros mismos, acomplejarnos de nuestra herencia indígena.
Texto: ASC Noticias
Imagen: www.redpizarra.org
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