lunes, 2 de noviembre de 2009

A 30 años de la Masacre de Todos Santos


Marcelo Severiche

(ASC - Noticias).- Esa mañana soleada del 1º de noviembre de 1979, la población paceña, sin saber lo que pasaba se dirigía a sus fuentes de trabajo cuando observó sorprendida que la Plaza Murillo estaba tomada por cuadrillas de tanquetas, concentradas en el frontis del Parlamento y Palacio de Gobierno y las calles estaban llenas de militares. Era el golpe de estado del Coronel Alberto Natusch Busch, anunciado por los medios radiales a través de un comunicado.

En el transcurso de la mañana, al enterarse de lo que pasaba, grupos de manifestantes opuestos al golpe se concentraron en la Plaza San Francisco, organizando mitines y formando barricadas. Las tropas del Regimiento motorizado "Tarapacá", ubicado en El Alto, dirigidas por el Coronel Doria Medina acudieron a reprimir a los descontentos, produciéndose un enfrentamiento sangriento. Las FFAA hicieron correr la sangre del pueblo de forma inusitada. En la ciudad se vio por ejemplo que naves de la Fuerza Aérea ametrallaron desde el aire las concentraciones humanas que encontraban en su recorrido.

Según Federico Aguiló a lo largo de 16 días se produjeron 208 muertos, 221 heridos y 124 desaparecidos, la mayoría pertenecientes a sectores del movimiento popular, obreros, estudiantes, universitarios y dirigentes sindicales. La COB lideró la resistencia al golpe mediante la huelga general. Dirigentes como Lechín y otros del PCB y MIR se esforzaron por entenderse y cooperar con el golpista, esto cuando la situación tendía a ser incontrolable para la impopular dictadura.

El país había superado a la dictadura de Hugo Banzer, que por siete años mantuvo un estado de desconocimiento de las libertades democráticas y ya no se quería saber de dictadura. Todavía hubo dos gobiernos militares más, el de Pereda y de Padilla, que se alternaron en el poder reflejando en cierto modo diferencias en el seno de las FFAA, unos por perpetuar el gorilismo y otros por el retiro de las FFAA. Sobrevinieron las elecciones pero el Parlamento no se puso de acuerdo, no eligió a Siles Suazo, y nombró a Walter Guevara Arce que encabezó un gobierno civil interino inestable y muy corto, 3 meses.

Tras lograr la víspera un éxito diplomático sobre el tema marítimo, en la asamblea de la OEA celebrada en La Paz, sorprendentemente igual sobrevino el golpe al día siguiente. Las delegaciones diplomáticas salieron escapando, custodiadas por tanques. Guevara trató de resistir, un informe de prensa hizo saber que se constituía como "gobierno clandestino", pero no tenía verdaderamente el poder. El argumento de Natusch para el golpe, era que ese gobierno, bajo la figura de interino, era ilegal y anticonstitucional.

El golpe tuvo respaldo de una fracción del MNR encabezada por Guillermo Bedregal que juró como Canciller del nuevo gobierno. Más tarde aseguró haber actuado de acuerdo con el jefe del partido Víctor Paz, extremo siempre negado por el último. Al golpe se opuso el sector de las FFAA llamado "constitucionalista" donde militaban personajes del anterior gobierno militar como el propio David Padilla, Raúl López Leytón y Gary Prado. El otro sector "institucionalista", el más duro y derechista era dirigido por Natusch y más tarde sería dirigido por García Meza.

Alberto Natusch había sido Ministro de Agricultura y Asuntos Campesinos de Banzer y para la época del golpe fungía como comandante del Colegio Militar. Citando a René Bascopé, Federico Aguiló asegura que formaba parte del "eje" del narcotráfico San Javier - Montero - Portachuelo, que tuvo su nacimiento en el gobierno de transición del general David Padilla, junto al de Banzer y el de Suárez Gómez. Natusch fue militar de carácter temperamental pero ahogado en el alcohol, alguno dijo que era izquierdista pero recibió por el pueblo el título de "carnicero de noviembre".

Como lo calificó la propia Lidia Gueiler, el golpe militar fue suigeneris porque mientras los militares masacraban a la gente en la calle y perseguía a opositores, el dictador permitió el funcionamiento de los medios de comunicación e intermitentemente del Congreso Nacional pero custodiado por las metralletas. En los 16 días que duró ese gobierno los enfrentamientos fueron diarios, se decretó la Ley Marcial. Natusch finalmente pidió al Congreso que eligiera un nuevo Presidente a cambio de mantener el Alto Mando nombrado por él y que no se tomaran represalias contra los golpistas. El Congreso aceptó y eligió a Lidya Gueiler (Alianza-MNRH) como Presidenta interina, dejando intactas las bases golpistas que 8 meses después volverían al ataque. El golpe de Natusch fue el ensayo para el golpe del 17 de julio de 1980 que encumbró a García Meza.

En Bolivia la democracia es más deseo que realidad, aunque algunos creen que puede existir simplemente porque hay elecciones y funciona un Congreso. Este golpe y su solución demostraron una vez más todo lo contrario. Los golpistas quedaron impunes e impusieron la salida que les convino.

Texto: Bolpress
Imagen: redpizarra.org

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