jueves, 26 de noviembre de 2009

Con titanio en el pómulo izquierdo

Julio Peñaloza

Mientras aprendo a vivir con unas láminas de titanio que me insertaron para superar el estallido de fracturas en mi pómulo izquierdo, hago zapping y me divierto con las credenciales televisivas de la mediocridad y la chatura mental que preanuncian una catastrófica derrota de la derecha cavernaria el próximo 6 de diciembre.

Pomacusi, inflado de orgullo, entrevista de contrabando a Leopoldo Fernández en San Pedro, con gesto de sentirse merecedor de un pulitzer con aroma a unión juvenil y con Sissi haciendo gala de su indiscutible talento para usar el zonzopronter. Valverde se desgañita de lunes a viernes con un pésimo audio y para sus vísceras, su gesto lo indica permanentemente, el automensaje es "puta que soy inteligente ah, ah". Bestial bestia el jefe de inteligencia de Paz Zamora y solapado portavoz de Marinkovic, ya no sabe qué hacer para convertirse en el Carlos Mesa (televisivo, o mejor, televisado) de la primera década de este siglo. Pichón de la dictadura --su padre es el fundador de los paramilitares cruceños y fue ministro de salud de Banzer--, así pasará este personaje que forma parte de ese tropicalismo chabacano propio de los que son de tener como se dice en Santa Cruz.

La cosa continúa con las muy guapitas chicas conductoras de los programas que combinan licuadoras, lencería y botox, y ponen en evidencia ese complejo de inferioridad que sitúa a esa cruceñidad de polyester, como torpe copiona del mundillo fashion de South Beach en Miami o la bizarra farándula argentina. Paralelamente, la verdadera Santa Cruz va planeando su tiempo, todavía en la vereda de enfrente y soterrada o sojuzgada por las mentiras mediáticas amplificadas simbolicamente por la Limpias, Manzoni, Quito Velasco y otros hacedores del careteo cruceño logiero nutrido de fraternidades saltarinas y saltimbanquis. Ya viene la Santa Cruz alternativa, la Santa Cruz boliviana y autenticamente autonóma, se está preparando para comenzar a escribir el capítulo pendiente para que la banda de participación social masiva sea tan ancha como lo es en el occidente del país, y esto sin que haya que quitarle un ápice de lo que hacen esos fabricantes del plástico más rancio y decadente que se exhiben en el Country Club, las discos y los pubs de la ciudad de la sierra, P.A.T, Red Uno, Unitel o la cadena A.

Cuando el sol picante de La Paz, me toca la cara, el titanio se encarga de calentarme la cabeza y recordarme que ya nunca más seré el original que hicieron mis padres, que la vida me da una oportunidad para renacer y para observar, en onda muy divertida, toda la estupidez pseudoperiodística que aparece en pantallas y diarios cruceños con un engolamiento y una ceremoniosidad que hasta hace poco no se advertía en las esferas de poder de ese habitat de oscares ortices todos casi subnormales que se ponen el cassette en la mañana, lo guardan por la noche en la congeladora para que pueda rendir al día siguiente de manera óptima, sino, imaginense, que cosa podrían decir esos pobre infelices que no entienden nada y que con demasiado esfuerzo logran comprender lo poco que saben a la hora de plantarse frente a micrófonos y cámaras que en lugar de preguntar les rinden pleitecía.

Qué derrota van a a tener que soportar el 6 de diciembre. Esa derrota, que será otra nueva y rotunda victoria de las mayorías, ayuda a dar un paso más para sepultar las necias pretensiones retrogradas de quienes fueron los dueños y señores de este que ahora comienza a ser un país. Tiene un gusto muy especial ganarles a quienes creen que el dinero lo puede todo, ese dinero amasado a costillas del sacrificio y compromiso de los bolivianos y las bolivianas que ahora sí están de pie y que celebran el triunfo sobre sus verdugos.

Texto: Blog Julio Peñaloza
Imagen: boliviaopina.com

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