lunes, 16 de noviembre de 2009

Rendirán tributo con el grado de Generala a Juana Azurduy de Padilla: heroína olvidada


Por Daniel Espinoza Andaveri

La Paz, 16 nov (ABI).- Los presidentes de Bolivia y de Argentina, Evo Morales Ayma y Cristina Fernández de Kirchner, respectivamente, rendirán el martes tributo con el ascenso póstumo al grado de Generala de Juana Azurduy de Padilla; la heroína olvidada que luchó por la independencia latinoamericana.

El ministro de Hidrocarburos y Energía, Oscar Coca, confirmó la otorgación póstuma en Bolivia del grado de Generala a la heroína durante la visita oficial que realizará al país la mandataria argentina.

El acto oficial se celebrará en la ciudad de Sucre, capital constitucional de Bolivia, con la presencia de los dos Jefes de Estado, ministros y autoridades de las Fuerzas Armadas.

En julio pasado, la presidenta argentina ascendió al grado de Generala a Juana Azurduy de Padilla, heroína de la independencia de Bolivia y la primera mujer en ingresar al Ejército argentino, con el que luchó contra la corona española.

Fernández firmó en la Casa Rosada el decreto 892 que en su artículo 1 señala "Promuévase al grado de Generala post mortem a la Teniente Coronela Dña. Juana Azurduy de Padilla".

En mayo pasado, el presidente boliviano rindió un homenaje a Azurduy de Padilla en la población de El Villar, a 235 km de Sucre, porque fue una de las luchadoras más firmes para promover la independencia de Bolivia en 1809.

En honor de la heroína, el Gobierno puso en marcha el Bono "Juana Azurduy de Padilla", a favor de las madres gestantes y a los niños menores de dos años con el objetivo de reducir índices de mortalidad materno infantil y la desnutrición.

La historia muestra que Azurduy de Padilla participó con bravura y coraje incluso embarazada en la lucha por la independencia latinoamericana.

Juana Azurduy nació en Chuquisaca el día 12 de julio de 1780. Hoy Chuquisaca pertenece a Bolivia, antes era del Virreinato del Río de La Plata. Su padre fue un español terrateniente y su madre, una hija de esa tierra. De aquél aprendió los quehaceres rurales, templando tempranamente su espíritu aguerrido ante la dureza del ámbito donde se crió.

En 1805 contrajo matrimonio con el criollo Manuel Ascencio Padilla, con quien compartía los ideales de libertad, lo que la llevó a embarcarse en la larga lucha por la independencia. Así, luego de los sucesos de mayo de 1810, Juana y su marido prestaron sin dudarlo su apoyo al primer ejército nacional, conducido por Balcarce, Castelli y Díaz Vélez.

Derrotadas las fuerzas revolucionarias, Juana fue apresada junto a sus hijos, siendo posteriormente rescatada por su esposo, dedicándose ambos, con los nativos, a organizar la resistencia al poder realista. En este tiempo, Juana aprendió a usar la espada, la lanza y las boleadoras.

Tras el arribo del general Manuel Belgrano, Juana y su esposo se presentaron para prestar su colaboración.

Juana logró reunir una milicia integrada por 10.000 lugareños, a quienes entrenó y denominó "Leales". Con ellos, combatió en Ayohuma, y pese a la derrota, Belgrano le obsequió, debido al coraje demostrado en el campo de batalla, una espada que ella usaría siempre. Había defendido el terreno con sus "Leales" hasta las últimas consecuencias.

Juana, quien vestía los colores celeste y blanco de la bandera de Belgrano, peleó contra los realistas en la Guerra de Republiquetas, en el Alto Perú.

Ocurrida la batalla de Cerro del Villar, el 14 de septiembre de 1814, Belgrano pidió al Director Supremo de las provincias del Río de La Plata, Juan Martín de Pueyrredón, que le concediera el grado de Teniente Coronela de los Decididos del Perú, por su sobresaliente actuación.

Juana peleó en más de 15 batallas e incluso, llegó a hacerlo embarazada. Finalmente, murió a la edad de 82 años, humilde y sin fortuna, en la tierra que la vio nacer, el 25 de mayo de 1862.

Texto y foto: ABI

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