lunes, 17 de agosto de 2009

Autonomías en Bolivia: el desafío de la concreción práctica


Carlos Soria Galvarro

La Constitución Política del Estado (CPE) que entró en vigencia el 7 de febrero pasado consagra desde su primer artículo a las autonomías como uno de los pilares de organización del nuevo estado Boliviano. El proceso para llegar a esta situación no ha sido fácil ni tranquilo.

Estuvo plagado de tensiones, conflictos, malos entendidos, errores, confusiones y también de no pocos intentos de utilización demagógica de la bandera autonomista con fines político-sectarios, para encubrir la defensa de intereses y privilegios de grupos minoritarios de privilegiados.

Pero, que todo eso haya quedado atrás y hubiera sido incorporado el principio autonómico en la CPE, no significa que el asunto esté zanjado y resuelto. Todo lo contrario, al igual que en muchos otros aspectos de la vida del país, puede decirse apenas que ha concluido una etapa y comienza otra no menos compleja que la anterior.

El desafío más grande en este nuevo momento es precisamente el pasar de los debates principistas sobre la autonomía a su concreción en la práctica. Y por lo que puede verse en el corto recorrido de febrero adelante el riesgo mayor es que se repitan situaciones del pasado reciente.

De parte de la oposición: intransigencia. Incapacidad de diálogo. Ausencia de propuestas. Mezquinos celos políticos. Es tal la ceguera de algunos de los exponentes opositores que descalifican automáticamente cualquier iniciativa del gobierno. No se dan cuenta del peligro que corren de quedar cada vez más aislados. Parece que no hubieran aprendido las lecciones.

De parte del gobierno, hay señales claras de su decisión de encarrilar el proceso con firmeza, sin las vacilaciones y los errores del pasado, pero buscando el diálogo y la concertación. Ha creado un Ministerio y colocado a personas idóneas para encaminar las acciones que siguen. Hay un anteproyecto de ley marco de autonomías que comienza a ser socializado y debatido.

Sin cuestionar la obligación y el derecho legítimo e impostergable que le asiste al gobierno para conducir el proceso de construcción de las autonomías, se le ha reclamado una mayor y más sincera apertura hacia todos los actores, independientemente de su color político o de su afiliación regional. Y quien sabe, agregamos nosotros, se le puede pedir también mayor cautela, enormes dosis de tino político para avanzar en el campo minado electoral, mucha paciencia y una extremada capacidad de escuchar todas las observaciones y propuestas que surjan en el camino.

Hay que recuperar el tiempo perdido, es cierto... Pero, “no por mucho madrugar amanece más temprano”.

Texto: Visiones Alternativas
Foto: argentina.indymedia.org

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