martes, 18 de agosto de 2009

Un “médico” dice que patentó las propiedades de la coca y Bolivia busca industrializarla


Tarija, 18 Ago (Erbol/El Nacional).- La cocaína, además de narcótico, fue durante años un potente anestésico local. Lo fue hasta que apareció la procaína, en 1905, que para entonces logró ser un sustituto ideal, pues esta no tenía los altos niveles de toxicidad y dependencia que sí tenía la cocaína.

La aparición de la procaína marcó un antes y un después en la historia de la hoja de coca y de la cocaína: dio paso a su declive. Lo primero que ocurrió es que se restringió su uso en medicina. Luego entró en una fase de demonización por parte de los Estados Unidos. Y finalmente se prohibió. La hoja de coca se estableció como estupefaciente en la Convención Única de 1961. A partir de entonces su uso se restringió legalmente, y se prohibió su exportación y comercialización. Salvo en una excepción, excepción que se encuentra en el artículo 27 de la misma Convención, y con la que Estados Unidos lograría anotarse el primer punto para hacerse con el monopolio de la coca. Dice el artículo 27 que sólo se permite importar hoja de coca en el caso de que se use "para la preparación de un agente saporífero libre de alcaloides", es decir, en el caso de que haya un producto que utilice extracto de hoja de coca como saborizante. Con esta excepción Coca-cola se libró de la prohibición y consiguió ser la primera en hacerse con el monopolio de las exportaciones legales. A Coca-Cola le siguieron otras excepciones. Una de ellas se llama Molécula Andina.

La excepción boliviana

El decreto supremo número 23700 que promulgó el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada define como consumo y uso lícito de la coca "las prácticas sociales y culturales de la población boliviana bajo formas tradicionales como el acullico, masticación, usos medicinales y rituales".

Bajo este pretexto, Molécula Andina llegó a Bolivia. Molécula Andina nace como proyecto de la mano del investigador norteamericano Kenneth Headrick. Su propósito, como él mismo señala, es el de obtener una licencia del gobierno de Evo Morales para vender su fórmula Esterom. Dicha fórmula, con marca registrada en Bolivia (Benextra), está especialmente indicada para el tratamiento de la artritis reumática. Hasta ahí bien. Pero falta un detalle clave: la fórmula Esterom, con patente en los Estados Unidos, contiene las propiedades analgésicas de la hoja de coca. Es decir, la fórmula Esterom contiene los principios activos de la cocaína.

Para obtener una licencia de las características que requiere Headrick se deben seguir una serie de parámetros. El primero es realizar un protocolo científico de demostración que esté avalado por una comisión investigadora. Molécula Andina lo logró con éxito, recibió el permiso del Ministerio de Salud y fue avalado por la Comisión Bioética de la Universidad de San Andrés. Cualquiera diría que fue todo un éxito de proyecto. Sin embargo, lo que no aparece en ningún lado, es que este aval tardó un año en ser concedido (cuando se suele dar en uno o dos meses), y que en el proceso se encontraron numerosas irregularidades. La primera más controvertida fue la del uso ilegal de la cocaína.

Apuntan varios expertos en el tema que lo que en realidad se suministra con Benextra es cocaína pero bajo otro nombre, metil-benzoil-ecgonina, que es el nombre que se le da a la cocaína metabolizada cuando se extrae de la hoja. En la patente de la fórmula registrada en la USPTO (United States Patent and Trademark Office) se especifica claramente que esta contiene benzoil-ecgonina, aunque no se nombra a la hoja de coca como fuente real del componente.

Por otro lado, quienes conocieron de primera mano la composición de la molécula, también apuntan en la misma dirección: "Para obtener la famosa molécula simplemente se debe extraer la cocaína e hidrolizarla".

La empresa Molécula Andina atribuye el éxito de su compuesto a una "molécula que se extrae de la hoja de coca". Si tal molécula sirve para aliviar el dolor en casos específicos de artritis reumatoide y demás, ¿qué otro alcaloide de la hoja de coca, además de la cocaína, contiene esta propiedad analgésica? Haber hay más de una, pero ninguna lo suficientemente potente como para combatir este tipo de dolor. José Vila, químico y experto en la hoja de coca señala que "la hoja de coca contiene una propiedad anestésica y analgésica que se encuentra principalmente en el alcaloide de la cocaína".

Interés comercial

La industria farmacéutica se ha servido, durante décadas, de estrategias deshonestas para la creación de monopolios. Y el caso de la coca no es una excepción. Hay que señalar que la restricción que se le puso a la hoja de coca en la Convención del 61 se hizo en base a la planta pero no en base a sus derivados sintéticos (como la cocaína), que sí que se han podido comercializar con fines farmacológicos (actualmente es legal en aproximadamente 40 países). Con esto se consigue limitar y controlar estos fármacos en su origen barato, y se habilita su uso en su extensión sintética, que es mucho más cara. En el caso de los analgésicos este es un negocio redondo, ya que con total seguridad estos sintéticos caros se van a seguir comercializando: para el alivio del dolor la mayoría estaremos dispuestos a pagar lo que sea.

Por otro lado está la patente. Pese a que las patentes en su idea original trataban de estimular los descubrimientos y las invenciones, en la actualidad las patentes farmacéuticas son sólo una fuente de lucro que obstaculiza el avance de la ciencia. Si además, como es el caso, esta patente se logra sobre algo novedoso y único, la posibilidad de que se construya a su alrededor un monopolio es muy factible. ¿Qué ocurre con Benextra? Que existe una patente sobre una planta, no exactamente sobre la hoja de coca, pero si sobre los componentes que hay dentro de la hoja de coca. Expertos sobre el tema sostienen que en el supuesto caso de que se legalizara la hoja de coca, los productores de la coca que quisieran comercializarla deberían pagar royalties (regalías) a la compañía que posee la patente sobre sus propiedades, es decir, a Molécula Andina: "Evidentemente ellos no dirán que son dueños de la hoja de coca, pero sí de lo que hay dentro". De esta manera se entiende que ante una supuesta legalización (y esta supuesta legalización sólo llegaría de la mano farmacológica), los Estados Unidos también controlarían el mercado de una propiedad que pertenece a Bolivia y a los países andinos productores de hoja de coca.

La empresa y su milagro

La fórmula de Molécula Andina se empezó a desarrollar en los Estados Unidos hace casi 30 años, pero no fue hasta que llegó a Bolivia que se comenzó a administrar como terapia de cura.

Según la empresa, Benextra posee la cualidad de aliviar el dolor, así como la de recuperar rápidamente las articulaciones dañadas. Esta reducción de dolor, detalla la empresa, es prácticamente inmediata: "Los resultados han mostrado que los pacientes, pasados los 15 minutos de suministrada la medicina, inician el proceso de recuperación de movilidad y alivio del dolor". Un verdadero "milagro". Pero lo que resulta interesante es observar cómo la empresa hace suyo este milagro. Se puede leer en la web de Molécula Andina: "Hemos descubierto “el secreto de la Hoja Sagrada” y junto a Bolivia, nuestro objetivo es dar a conocer la prueba científica al mundo". Lo que no señala la empresa es que sobre las propiedades de la hoja de coca, tras más de un siglo de investigación médica, no hay mucho que descubrir. Está todo inventado.

El tratamiento que se ofrece suele durar entre 7 y 14 días, y consta básicamente de dos partes. La medicinal, que se subministra en cápsulas, y la terapéutica, que suele llevarse a la práctica mediante masajes, inmersiones en agua, fisioterapia, etc. En estos parámetros, Molécula Andina asegura que una persona que tenga alguna de estas complicaciones reumáticas será sanada y no tendrá recaídas. Como prueba, la compañía tiene colgados en su página web videos de casos reales que demuestran la eficacia de estos tratamientos. En todos los casos bastan 5 días de protocolo, con un suministro diario de 50 mg de Benextra (se entiende 25+25 mg), para comprobar la notable mejora que anuncia la empresa.

Crónica de un intruso

Como es lógico, para completar una nota de estas características hacía falta llegar a la fuente de origen. Me pongo manos a la obra para lograr dar con Kenneth Headrick, o por lo menos con alguien de la compañía que sé que actualmente opera en La Paz. El primer día se logran pequeños avances, pero aun siguiendo la pista por distintas vías, no logro ni tan sólo ubicar a la empresa. La idea es presentarme como paciente y que me presten información. Como cliente creo que tengo todo el derecho a conocer en qué consiste el tratamiento.

A la mañana siguiente tengo ubicada la empresa, en la calle 21 de Calacoto. Me presento con una dolencia y el señor Headrick me atiende, aunque noto cierta distancia, como si dudara de mí. Me intereso por el costo del tratamiento: "Entre 2.000 y 10.000 dólares" me aclara su compañera de terapias. Están dispuestos a ayudarme, parece que mi dolencia es suficientemente severa como para tratarla con Benextra.

Benextra se publicita con un no: "No es diferente a los productos tradicionales que la medicina moderna provee a la humanidad". Rápidamente constato que hay muchos nos. "No es adictiva, no altera los signos vitales, no contiene corticoides". Como si alguien tratara de excusarse.

También me fijo en cómo se halla constituida Molécula Andina. Parece que todo está legalizado, y aunque a mí me ha costado más de un día ubicar la empresa, se puede acceder a un tratamiento de este tipo sin ningún tipo de restricción, siempre y cuando se tenga el dinero. Me pregunto, no obstante, cuántas de las personas que tienen artritis en Bolivia se pueden permitir un tratamiento de varios miles de dólares. También me pregunto cómo llegan estas personas a contactar con la empresa Molécula Andina, cuando ni tan sólo hay un teléfono de contacto en la página web que publicita la misteriosa cura. Muchas preguntas y pocas respuestas.

Sin versión política

Tampoco obtengo respuestas del lado político. El Gobierno de Evo Morales, al respecto de Molécula Andina, prefiere no pronunciarse. Considera que se trata de algo ajeno a la política oficial: "Es una cuestión privada que no tiene nada que ver con el Gobierno", asegura el asesor personal de Evo, Eusebio Gironda. Aunque apenas carentes de información, estas declaraciones por lo menos dan a entender que en el Palacio Quemado sí se tiene constancia de la existencia de este proyecto, y por lo tanto, se deduce que éste ha dado luz verde a la legalización de la empresa y a la comercialización de Benextra. Las pruebas son más que evidentes: la propia empresa anuncia en su página web que el propósito real de su llegada a Bolivia es obtener una licencia del Gobierno; y el mismo Gobierno es el que pone el caso en manos de una comisión investigadora para que se pueda evaluar tal proyecto. Por lo tanto, pueden ocurrir dos cosas: o bien el Gobierno se ha retirado de la investigación o bien no quiere hablar por lo comprometido del particular. En este supuesto, me inclino por la segunda opción, basándome en que según el Protocolo Científico de Demostración que describe la empresa, ésta habría obtenido autorización del Ministerio de Salud.

Llama la atención todo el entramado oscuro que hay detrás de Molécula Andina. Todavía más, cuando la hoja de coca ha sido y sigue siendo un arma política y un símbolo de resistencia de las comunidades andinas que tanto defiende el Gobierno masista. ¿Acaso le interesa a Bolivia que exista una patente de la hoja de coca en los Estados Unidos? ¿Acaso están interesados los cocaleros en perder la propiedad de su principal fuente de recursos? ¿Acaso interesa que el Gobierno legalice una fábrica de cocaína en Bolivia (porque al fin y al cabo eso lo que es), en contra de las directrices y regulaciones internacionales que tanto reprimen a la hoja de coca? No tiene ni pies ni cabeza.

Texto y foto: ERBOL

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