miércoles, 30 de diciembre de 2009

Bolivia: Mucho más que una revolución política


InSurGente. Los pueblos originarios de Bolivia tienen, en gran medida, una consciencia ligada a la Tierra, y, a través de sus movimientos sociales políticamente fuertes, la perspectiva de la Pachamama ha tomado una respuesta jurídico-política. Es el caso que la Pachamama, en la nueva Constitución Política del Estado de Bolivia tiene el estatus de Personalidad Jurídica, lo que implica que cualquier decisión política que la fuese afectar debe ser consultada, a través de las comunidades originarias, así como de ecólogos. En Bolivia, la Pachamama ha vuelto a despertar. Es el ejemplo que da al mundo. Advertimos a nuestros lectores que este artículo imprescindible de Guido Hernández, es largo, pero apasionante, no dejen de leerlo.

LA PACHAMAMA; EL ESPÍRITU DE LA TIERRA

Es posible hablar desde el punto de vista científico del espíritu de la Tierra? El cual desde ahora denominaremos Pachamama, a la usanza de los pueblos Andinos. No es una suerte de contradicción o paradoja? O es simplemente un juego de palabras, o tal vez, un mero sistema simbólico, imaginado?
La ciencia siempre se ha negado a reconocer cualquier tipo de espíritu en la naturaleza, pues, una cosa tal sería un pensamiento mítico precientífico. No, la ciencia trata de la realidad material, de los flujos de energía y materia, del balance termodinámico de los sistemas, allí donde ni mucho menos es posible reconocer algún “espíritu” como lo estimaban los antiguos.

Sin embargo, a lo largo de la historia humana, la gran mayoría de las culturas y civilizaciones en la antigüedad consideraban a la Tierra detentadora de un espíritu propio, proveedor tanto de la vida, así como de la muerte y, fue denominada Gaia entre los griegos, Innana en los babilonios, Kalí en los Indios, Frejia entre los vikingos o Pachamama en lo andinos. Y no era una diosa más en un gran panteón de dioses, si es que no era la principal, al menos, era la esposa del dios principal.

La revolución cultural Axial, de hace 2500 años atrás vino a cambiar la faz de las cultural del ecúmene afro-eurasiático, vino a desplazar el lugar de la diosa madre Tierra y, en su lugar, sobre todo en occidente, se eleva la sola figura de un dios patriarcal, sea Yahve de los judíos, el Dios de los cristianos o Allah musulmán y, cambió la concepción de la Tierra desde un ente vivo y sobre todo Sacro, a una visión que la comienza a captar como su propiedad y, el hombre, hecho a imagen del dios patriarcal, tendría el derecho divino de disponer de ella como se le antoje, incluso, peor aún, se le considero el origen de todos los males, desde Eva que llevó a la perdición a la humanidad, hasta la caza de brujas medievales en contra de todas las mujeres librepensadoras.

En la época moderna, con el capitalismo, se desacralizó paulatinamente toda la visión religiosa medieval. Con el desarrollo del industrialismo y el estado-nación se impone la moderna consciencia burguesa, racionalista, materialista y científica, allí donde se descarta todo velo teológico y mítico y, se comienza a considerar a la Tierra como un mero recurso, que bajo la vista capitalista, solo espera ser explotado, cortados sus bosques, extinguidas múltiples especies, contaminadas sus aguas y aires y, no tiene mayor importancia, pues el eje de las pasiones modernas se reduce a la búsqueda de la ganancia rápida y fácil.

Además, la ciencia interpretada a la forma burguesa, daba el juicio que la humanidad era el producto último y determinado de la evolución y, entendiéndose que le correspondía a la cultura blanca europea un papel importante frente a las otras culturas, consideradas bárbaras y, a la clase burguesa británica el papel dirigente del mundo. El siglo XX ruso-americano vino a ser la expresión más alta de la consciencia moderna, lógica y racional.

Sin embargo, hacia finales de la década de los sesenta, proceso que continua hasta hoy, el mundo dio un vuelco, ocurrió una metafluctuación en la consciencia de la humanidad toda; los jóvenes se rebelaron simultáneamente en torno a todo el planeta en 1968 y, al año siguiente, con el vuelo del Apolo 10 nos viene a regalar con la primera imagen del planeta en su totalidad desde el espacio. Por primera vez pudimos ver con nuestros propios ojos el hogar que todos nosotros habitamos y, todos quedamos maravillados por lo hermosa que era. Fue el campanazo de alerta de los nuevos movimientos sociales ambientalistas que se unieron a las feminista, a los pueblos originarios y otros muchos más, que todos en conjunto vinieron a cuestionar la modernidad occidental.

La ciencia también fue parte de esta matafluctuación planetaria y surgen una serie de teoría que de ahí en adelante van a comenzar a cuestionar el paradigma científico; la tierra como recurso, a saber; Prigogine plantea la idea de la auto-organización espontanea de los sistemas.

Lovelock-Margulys proponen una hipótesis planetaria de la vida, considerando al planeta como si estuviese vivo, como un gigante superorganismo.

Wallerstein resume la ciencia histórico-social y presenta la visión que todas las sociedades están unidas y conectadas en una gran red planetaria, el sistema mundo.

La antropología ya se había rebelado contra la visión eurocéntrica del mundo y reconocía la equivalencia de todas las culturas.

En los setenta comienza la primera revuelta de los neurocientíficos y reconocen la necesidad de volver a estudiar la consciencia, que había sido desterrada por el conductismo americano, para florecer desde los noventa en adelante con los Encuentros de Tucson, que llegan a la conclusión que todos los seres vivos, de una u otra manera, son conscientes, se dan cuenta de ellos mismos y de su ambiente y vuelven a situar en primer lugar la qualia, la experiencia fenomenológica, interna y subjetiva de los individuos.

Desde los sesenta, con Sebeok, se redescubre que todos los seres vivos se comunican entre sí, formando una densa red de comunicación específica, surge la biosemiótica.

Con estos quiebres epistemológicos, de cambio de perspectivas científicas, es posible volver hablar del Espíritu de la Tierra, de la Pachamama? Ahora, la respuesta ya no es un no rotundo, sino un vuelvo en los puntos de vistas que nos permite explicitar de que estamos hablando. A la pregunta original, que es el espíritu, se le debe dar una respuesta positiva y operativa, ya no solo mítico-poética.

En este sentido el filósofo Ken Wilber es el que ha aportado más en esclarecer los conceptos. Para empezar se debe reconocer la doble realidad de la existencia, al menos los seres vivos detentan una existencia doble y simultanea, existe un exterior objetivo y material y existe un interior subjetivo y experiencial. En este sentido, el espíritu, el alma, es lo que se conoce en las Discusiones de Tucson originada por las polémicas de Chalmers como la Consciencia, la Qualia, el hecho de ser sensible, el experimentar estar vivo. La consciencia es sinónimo de espíritu, alma o mente. Qué es, ahora, la consciencia? En el caso humano, la única a la que tenemos acceso directo, es la experiencia interior subjetiva de los individuos. Se manifiesta, principalmente, a través de que sentimos. Las emociones y sentimientos son las expresiones más fuerte de la consciencia, pero también abarca la percepción, por ejemplo, de los colores. Como todos saben, los colores no existen, sino más bien son una interpretación experiencial de ondas lumínicas.

La consciencia es una experiencia fenomenológica, que siente, en primera persona. Yo no puedo percibir la consciencia sintiente de otra persona, para poder saber de la consciencia de otra persona, se debe cambiar de perspectiva, hacia la segunda persona, se debe dialogar con ella y, esta persona nos hablará de su propia experiencia. Así, entre la primera y segunda persona existe una diferencia ontológica (del ser), en primera persona es una experiencia sintiente (fenomenológica, la qualia), en segunda persona es una comunicación significativa (semiótica, hermenéutica), es decir, de interpretación de los signos comunicativos. En tercera persona no existe experiencia alguna (es la visión materialista científica), pues su ámbito de alcance es el estudio de la materia y los flujos de energía.

Veamos como lo expresa Ken Wilber, el habla de una superficie que divide en cuatro, sus famosos cuatro cuadrantes. El eje vertical que divide la superficie entre izquierda y derecha, se asigna el valor de lo interno subjetivo a la izquierda y de externo objetivo a la derecha. El eje horizontal que lo divide entre arriba y abajo lo denota al superior como la existencia individual, el individuo, la persona y, la parte inferior como la existencia colectiva o social. De tal manera se nos crean los cuatro cuadrantes.

El cuadrante superior izquierdo representa la experiencia fenomenológica del individuo.

El cuadrante superior derecho representa la materialidad neurofisiológica que le permite y se expresa en el comportamiento observable desde el exterior.

El cuadrante inferior derecho nos habla de la materialidad exterior objetiva y colectiva, los cuales se manifiesta en forma de sistemas; sistema tierra, sistema mundo.
Por último, el cuadrante inferior izquierdo nos habla de la interioridad subjetiva colectiva, que a nivel humano conocemos como las culturas y, a nivel ecológico como la biosemiótica.

Veamos como todo esto puede ser aplicado al concepto del “espíritu de la Tierra”.

La hipótesis de Gaia, Lovelock-Margulys, 1969.

Lovelock plantea que el planeta Tierra puede verse como si estuviese vivo, puede considerársele como un superorganismo planetario. Se le denomina superorganismo a las sociedades de insectos, abejas, hormigas, termitas. El descubre que el planeta entero detenta las características básicas de la vida, a saber; la auto-regulación y la auto-organización. La auto-organización se manifiesta en las bandas bio-climatológicas del planeta; una zona tropical-ecuatorial, dos zonas templadas y dos polos glaciales.

Lovelock y luego la mayoría de los autores que le siguieron se han preocupado por los mecanismos de la auto-regulación del planeta, regulación que implica la mantención de una temperatura media global, así como las disposiciones de los elementos constitutivos de la vida; nitrógeno, oxígeno, carbono, fósforo, etc. Es lo que se conoce como los ciclos biogeoquímicos, complejos de mecanismos de retroalimentación negativos (auto-regulación) que de conjunto dan las bases materiales de las condiciones óptimas para que la vida florezca. Y es justamente la vida la que juega el papel central en su regulación, sobre todo, se basa principalmente en los microorganismos llamados bacterias. La regulación incluye tres aspectos; la temperatura de la atmósfera, la acides-alcalinidad de los océanos y la composición de los gases reactivos de la atmósfera, en específico, el oxígeno.

Como el calentamiento global es tan pertinente, veremos como Gaia ha regulado su temperatura. Lo hace a través de los gases invernadero, fundamentalmente CO2 y Metano, el cual es 23 % más poderoso que el CO2. Los volcanes están constantemente expeliendo CO2 a la atmósfera, allí es captado por las plantes terrestres, que les permite su crecimiento, en el mar lo hacen las algas, que además de permitirles crecer, una vez muertas, el dióxido de carbono se sedimenta en los fondos oceánicos como piedras calizas. De tal manera se mantienen equilibradas las entradas y salidas de CO2. Sin embargo, la historia de Gaia está íntimamente asociada al desarrollo del Sol. En los 4 billones de años de su existencia, el Sol ha aumentado su temperatura en un 25%, por tanto, cuando Gaia era joven, el Sol era 25% más frio que ahora. Gaia reguló su temperatura a través de un exceso de Metano, lo cual, calentó su atmósfera, ahora que está 25% más caliente, Gaia ha reducido los gases invernadero a un mínimo. Desaparición del Metano, enterrados en los fondos oceánicos y las tundras árticas y, una reducción al 0,03% del CO2, a través de enterrarlo como calcita, petróleo y carbón. En los últimos 40 millones de años el sistema Sol-Gaia se ha calentado aún más y, Gaia, para bajar su temperatura, disminuyó aún más el CO2 atmosférico al 0,018%, lo que dio una temperatura promedio de 14 grados Celsius, todo lo cual la hizo entrar en una época glacial. Geológicamente hablando aún nos encontramos en la época glacial, solo que en un período interglaciar, que Lovelock llama de fiebre de Gaia. En estos instantes, todo el CO2 enterrado como carbón y petróleo, como medida para bajar la temperatura del planeta, es vuelto a la atmósfera por el proceso de industrialización moderna.

Todo lo cual conlleva, no solo que estamos calentando la atmósfera, sino que aceleradamente no acercamos a los límites de la regulación de Gaia. Sobrepasados las 359 ppm de CO2 en la atmósfera, comienzan a morirse las algas bacteriales de los océanos, los cuales son los reguladores básicos de la temperatura, y sus mecanismos paralelos, los bosques, han sido diezmados en forma terrorífica. Nos estamos acercando a la asíntota de la regulación de Gaia.

Por su parte, Lynn Margulys se ha preocupado de los agentes vivos de Gaia, de las bacterias y otros micro-organismos, así como de los seres multicelulares y, llegó a la conclusión que la vida superior es un complejo proceso de simbiosis, allí donde dos especies diferentes entran en una íntima relación de provecho mutuo. De cómo las diferentes bacterias formaron las células eucariotas, de las cuales nosotros estamos compuestos y, como los seres multicelulares son simbiosis intra-específicas y extra-específicas, tales como los corales entre pólipos y algas, los bosques entre arboles y hongos, o entre las flores y los insectos. Así, desde este punto de vista, Gaia, es una simbiosis vista desde el espacio, pues todos estamos asociados a través de la atmósfera. O dicho de otra manera, la atmósfera es la principal manifestación de la simbiosis planetaria.

Hacia una ciencia de la consciencia, Chalmers, 1994.

Los encuentros de Tucson desde mediados de los noventas, conocidos con el título de “hacia una ciencia de la consciencia” han reabierto la discusión en toda su amplitud en torno a la temática del espíritu, mente o consciencia, la cual durante gran parte del siglo XX estuvo desterrada de la investigación científica, debido al predominio de la corriente filosófica del conductismo americano.

En los setentas, neurofisiólogos, físicos cuánticos y lingüistas se rebelaron contra esta mezquina concepción y plantearon que si existía algo misterioso e importante era precisamente el estudio de la consciencia y, de ahí en adelante comenzó a desarrollarse perspectivas múltiples para su comprensión, tales como; filosóficas, de las ciencias cognitivas, medicina, neurobiología, correlaciones neuronales de la consciencia, estudios de la visión, investigación sobre el sueño, anestesia, biología molecular y evolución, teorías cuánticas, estudios espacio-temporales, investigaciones sobre la organización jerárquica y aproximaciones fenomenológica, entre otras muchas más.

Qué, es así, la consciencia? A pesar de tantas perspectivas diferentes se llegó a un acuerdo de descripción conceptual mínimo de consciencia, caracterizado por dos rasgos notorios;

1.- la capacidad de darse cuenta de su estado interno y del medio externo.
2.- la experiencia fenomenológica, la qualia, los seres vivos sienten que están vivos.

Las discusiones Cartesianas (de Descartes) que planteaban que solo el hombre era consciente y los animales autómatas inconscientes es descartada de plano, así como la división o más bien dicho, el abismo entre el espíritu y el mundo material. Hoy no se acepta que existe tal división, se plantea en su lugar que la realidad detenta dos dimensiones que están íntimamente únicas. Lo que si se plantea que a nivel de la comprensión, existe aún una brecha explicativa, de la cual aún no se da orden de solución. El problema se puede plantear de otra forma, a la manera de Erich Jantsch, “la mente es la dinámica de la auto-organización”. Aquí, mente, es como el espíritu, se refiere a la consciencia.

Muchos autores, actualmente, tales como Daniel Dennett, siguen manteniendo la opinión que para ser consciente se requiere del lenguaje, el idioma hablado y escrito sería el que nos permitiría crear un mundo mental virtual. Consciente solo sería aquel que es auto-consciente.

Con todo, la definición conceptual de Tucson, el darse cuenta y el sentir, abre las puertas de entender a todos los seres vivos como conscientes. Como lo característico de la consciencia es la cualidad de sentir, se le denomina a la consciencia con el concepto de Qualia.

El microbiólogo Víctor Norris sugiere que existen aspectos rudimentarios de la consciencia en las células de las más simples bacterias, las que carecen del sofisticado citoesqueleto de las células eucariotas (el citoesqueleto se considera la principal estructura celular que tiene correlación fisiológica directa con la consciencia, sobre todo, a través de los famosos microtúbulos). Norris plantea que los procesos de auto-organización, tales como la división celular, la diferenciación y el origen de la vida, emplean una forma primitiva de consciencia. Norris considera varias posibles correlaciones biomoleculares de la consciencia a nivel de las bacterias, tales como una propiedad emergente de la interacción intercelular entre las colonias de bacterias, formas elementales de consciencia surgen de la información y comunicación o de oscilaciones coherentes a nivel subcelular.

Si los científicos de las Discusiones de Tucson consideran que una simple bacteria posee Qualia, es indudable que todos los demás deben de poseerla; protozoos, celenterados, artrópodos, plantas, mamíferos y los seres humanos, el caso sería que son consciencias de tipo y niveles diferentes. Pero, quedémonos en las bacterias, pues, todo el edificio de la teoría de Gaia (sistema tierra) se apoya en los cimientos bacterianos. Los fundamental del superorganismo gaiano es la regulación, su autorregulación térmica, alcalinidad y niveles de 02. El 70% de la regulación la realizan las bacterias. “Las bacterias pueden nadar como los animales, fotosintetizar como las plantas y descomponer como los hongos. Uno u otro de esos genios microbiales puede detectar la luz, producir alcohol, llevar oxígeno al aire y fijar el gas nitrógeno, fermentar azúcar en vinagre, convertir los iones de sulfato o los glóbulos de sulfuro del agua salada en gas de sulfito de hidrógeno. O producir dimetilo de sulfito para regular la producción de nubes sobre los océanos y, así bajar la temperatura global. Las bacterias hacen esto y mucho más debido a que su imperativo de sobrevivencia los conduce a inventar cada uno de los grandes tipos de transformaciones metabólicas que regulan el planeta.”

Y como si esto fuese poco, las bacterias detentan un tipo de comunicación intercelular desconocido en los seres multicelulares, el fenómeno conocido como el pool genético o tráfico de genes. Las bacterias detentan la característica de poder intercambiar genes entre ellas, sean de la especia que sean. El tráfico de información genética da las bases para entender un nuevo concepto de evolución.

Lynn Margulys dice “la evolución no es nuestra familiar imagen del árbol evolutivo, sino más bien es entendible como un solo ser multidimensional que ha llegado a crecer cubriendo la totalidad de la superficie de la tierra. Este ser de tamaño planetario, sensitivo, desde su mero comienzo se ha convertido en más expansivo y autoreflexivo durante los tres últimos billones de años y ha evolucionado alejándose del equilibrio termodinámico.”

Se puede imaginar el tráfico genético bacteriano de la siguiente manera. Piénsese que ahora los seres multicelulares poseyéramos esa cualidad, qué podría ocurrir? Pues, bien, si me gustase correr rápido, pido prestado los genes de un caballo y, al instante, me transformo en un centauro y salgo galopando, si mi debilidad es volar, tocaré entonces, un halcón e inmediatamente salgo volando. Esto es, por supuesto, imposible en los seres multicelulares, pero es lo que acontece con las bacterias todo el tiempo.

Desde nuestra posición antropocéntrica es mucho más fácil reconocerle alguna forma de consciencia, de qualia sensitiva, a los animales mamíferos parecido a nosotros, pues se activan los mecanismos psicológicos inconscientes en nosotros de la identificación, tales como los chimpancés , incluso los perros le podemos otorgar este reconocimiento, por el hecho que son peluditos, calentitos y poseen grandes ojos húmedos. Es indudable que es un prejuicio biológico.

Si la investigación científica le reconoce consciencia a las bacterias, que tal de las plantas terrestres? Algunas personas empáticas que cultiven plantas y flores afirmará fehacientemente que, efectivamente, las plantas son sensitivas y responden a determinados estímulos físicos del exterior, tales como ruidos o música o la presencia de las denominadas personas “negativas”. Como lo plantea Ken Wilber, se puede dar rápida respuesta diciendo que las bacterias detentan una consciencia protoplasmática y las plantas una consciencia vegetativa.

La semiósfera de Hoffmeyer, 1996

Pero, como podemos llegar a conocer, científicamente y realmente, que los otros seres vivos detentan algún grado de consciencia y no caer en la trampa de la proyecciones identificativas antropocéntricas que nos harían retroceder a una visión religiosa?

Si volvemos a los cuadrantes de Wilber podemos constatar lo siguiente; el cuadrante superior izquierdo, la interioridad individual, es la perspectiva fenomenológica desde el punto de vista de la Primera Persona, desde el yo, desde mi interioridad.

El cuadrante inferior izquierdo, el de la interioridad colectiva, es la perspectiva desde el punto de vista de la Segunda Persona, desde el tu, desde el otro. Es la relación intersubjetiva.

Los cuadrantes derechos del mundo objetivo, sean individuales o colectivos, es la perspectiva desde la Tercera Persona, allí donde se puede reconocer consciencia alguna.

Desde la l Persona solo yo sé que soy consciente, detento qualia, de nada más tengo certeza. Pero, si quiero saber si los demás también detentan una qualia propia, no debo hacerlo desde la perspectiva de la III Persona, pues el mundo objetivo no tiene qualia, justamente allí no se presenta, sino que debe hacerse desde la perspectiva de la II Persona, es decir, me debo comunicar con los otros. Si quiero saber si los otros tienen consciencia y, que tipo de qualia es, pues debo preguntarles y que ellos mismos me cuenten de su interioridad. Es lo que hacemos los humanos todo el tiempo cada vez que nos saludamos y nos preguntamos mutuamente “cómo estás?” .

A nivel humano, la III Persona exterior colectiva corresponde a los sistemas sociales con sus dimensiones económicas y políticas, en tanto que la II Persona, la interioridad colectiva corresponde al campo de la cultura y de los estados mentales colectivos. La cultura es la consciencia compartida y la manera de compartirla es, ni mucho menos, a través de la comunicación. Para saber de la consciencia de los demás debo saber los códigos culturales para comunicarme con ellos.

Charles S. Peirce en el siglo XIX y Ferdinard Saussure en el XX desarrollaron la teoría de la comunicación conocida como semiótica o lingüística, la que ha estado en el centro de la crítica al pensamiento modero, conocida como los estudios postmodernos y postcoloniales. La semiótica (el estudio de los signos) reconoce el proceso semiótico compuesto por tres elementos, el Signo, su Significado y el Interpretante, proceso conocido como Semiósis, interpretación o traducción. La Semiósis existe en el límite entre lo interior y lo exterior. Es el límite, la frontera la que realiza los procesos de traducción. Yuri Lotman planteó en los ochentas el novedoso concepto de Semiósfera, entendida como una paráfrasis del concepto de Biósfera de Vernadsky, definido como “el espacio semiótico fuera del cual es imposible la existencia misma de la semiósis”. Lo importante de la semiósfera, de la traducción de los lenguajes de un idioma al otro, es que le da sentido y significado a la existencia humana, sin cultura, no tendríamos sentido de existir. Existen momentos especiales de la cultura, de que algo está aconteciendo, que la mayoría de la gente lo siente y lo han denominado de una u otra manera, tal como la “atmósfera cultural que se respira”, el zeitgeist o espíritu de los tiempos, técnicamente es la semiósfera. Así, a grandes rasgos, podríamos distinguir una semiósfera premoderna, una moderna y una semiósfera postmoderna. De tal modo, la semiósfera es la que nos está comunicando el espíritu de la época o lo que es lo mismo, el tipo de consciencia-qualia que estamos viviendo en forma colectiva, como por ejemplo, la Belle Époque de principio del siglo XX, con su fe en progreso de las ciencias, la época de entre guerra con sus espantos e inseguridades, la época de la inmediata postguerra, con sus generalizados sentimientos de liberación y fe en el progreso humano, la etapa de la guerra fría, con sus amenazas latentes, o la época postmoderna y globalizada con su inseguridad e incertidumbre global.

Jesper Hoffmeyer independiente de Lotman acuño también la voz semiósfera en los noventa, como el espacio semiótico de la vida, según él, la vida, la biósfera se comunica mutuamente en la semiósfera. Aunque la ciencia de la biosemiótica comenzó con Jakob von Uexküll y se desarrolla en los sesenta con Thomas A. Sebeok, lo cierto que solo agarra vuelo en los noventa y actualmente, en la primera década del siglo XXI. Hoffmeyer lo dice así, “la idea biosemiótica implica que la vida en la tierra se manifiesta así misma en una semiósfera global y evolutiva, una esfera de procesos sígnicos y elementos de sentido y significado que constituye el marco de compresión dentro de la cual la biología debe trabajar”.

“La semiósfera es una esfera tal como la atmósfera, hidrósfera o biósfera. Penetra y empapa esas esferas desde sus alcances más interiores hasta los más exteriores y, consiste en comunicación; sonidos, olores, movimientos, colores, formas, campos eléctricos, varios tipos de ondas, señales químicas, táctiles, etc. En resumen, son los signos de la vida”

Veamos lo que Hoffmeyer tiene que decir de las bacterias, de los seres vivos más básicos que regulan Gaia. “Podemos decir que la vida procariota (bacteriana) sobre nuestro planeta se las ha arreglado para hacer uso de la ley de los grandes números para establecer una suerte de semiósfera procariota global –una coordinación de la vida procariota semióticamente basa en un gran enjambre de alcance mundial. Y como siguiere Sonea, por el hecho de esta integración holística, no deberíamos mirar a las bacterias como organismos individuales, sino más bien como unidades de vida corta en un gigante organismo global, consistente en la red mundial de procariotas. Los intercambios de DNA entre todos estas entidades puede ser visto como un tipo de enosemiótica global”.

Es posible, así, reconocer la qualia, la consciencia o espíritu de las plantas o el bosque, digamos, de la Selva Amazónica? Es indudable que si se quiere buscar una qualia vegetativa tal, debemos reconocer la semiósfera del Bosque, es decir, de cómo los diferentes organismos se comunican mutuamente. Aquí nombraremos algunos y, en forma general, de los tipos de interacciones semióticas del bosque Amazónico:

1.- la simbiosis de las micorrizas, una alianza de provecho mutuo entre los hongos subterráneos y las raíces de los árboles. Las micorrizas se extienden por quilómetros y ponen en contacto directo muchos árboles de especies diferentes.

2.- la simbiosis de las bacterias nitrificadoras, que se desarrollan en las raíces y permiten captar el nitrógeno del aire y ponerlos a disposición de las plantas para la construcción de las proteínas.

3.- comunicación alelopática de alarma, cada vez que una planta es atacada por un insecto, ésta envía señales químicas al aire y, que luego son captadas por otros árboles, los cuales se preparan para resistir la plaga produciendo taninos, lo que les da mal gusto a las hojas.

4.- comunicación alelopática para pedir ayuda, aquí también se envía una señal química, pero ahora atrae a las avispas que parasita las larvas generadoras de plagas, de manera de mantenerlas bajo control.

5.- dispersión de aerolitos de fosfatos, es común en el Amazonas que los árboles producen aerolitos ricos en fosfatos y los dispersan por el aire y el viento los distribuye a los otros árboles, de tal manera, los árboles comparten cooperativamente este micro-elemento de fosfato, tan necesario como escaso.

6.- fotoatracción para la polinización, la más evidente forma de comunicación planta-animales, que con sus llamativos colores y olores atrae insectos, aves y murciélagos los cuales le permiten la polinización cruzada.

7.- dispersión de los frutos, allí donde la semilla es envuelta por cuerpos carnosos dulces que atraen aves y primates, lo cuales las comen y así las dispersan con sus heces.

8.- hidroregulación, es el hecho conocido que los amplios bosques manejan ellos mismos buena parte de su régimen de lluvias, el más famoso es el Amazonas.

9.- teleconecciones, oscilaciones que distribuyen aguas, temperaturas y energías a largas distancias. “Igualmente dramático, los climatólogos han tomado consciencia que la liberación de energía que se expele en vastas cantidades, cuando el vapor de agua se precipita sobre el Amazonas en forma de lluvias, no se mantienen en la región. Rayos de energía conducidas por olas que se mueven por el aire por rutas especiales a través del globo, afectan los climas de África del Sur, América del Norte, el Sudeste Asiático e incluso Europa. La cuenca Amazónica está verdaderamente conectada al clima global, es lo que los climatólogos llaman teleconecciones”.

Es posible reconocer alguna evolución de la consciencia o qualia de Gaia? es indudable que para reconocer un fenómeno interno tal debemos seguirle las pistas a la semiósfera. A grandes rasgos podemos reconocer tres grandes períodos de la semiósfera de Gaia, o como he querido llamarla, de la Pachamama, a saber; la genósfera de las bacterias, es el período más largo y aún el dominante, la fotósfera que surge con la famosa explosión cámbrica de hace 535 millones de años atrás y, que dio origen a todas las formas de vida conocidas actualmente, se caracterizó por ser seres multicelulares y el desarrollo de los ojos, y con ello del medio de comunicación visual, su fundamento fisiológico, fue la evolución de los sistemas nerviosos, base del tipo de consciencia que conducirá al ser humano. La alelósfera actual de todos los bosques del planeta, allí donde el tipo de comunicación es químico y simbiótico, se expresa en los bosques boreales y las selvas tropicales.

Así, podemos preguntarnos nuevamente, cuál es el espíritu de Gaia, cuál es la Pachamama? Indudablemente, ahora, la respuesta que obtendremos son sus diferentes semiósferas.

Sentido

Como la consciencia, la qualia, es imposible observarla en forma directa y del exterior, la consciencia no puede ser reconocida desde la perspectiva de la III Persona, y solo en forma directa, solo tengo acceso a la mía propia, a la perspectiva de la I Persona, nos resta poder conocerla a través del diálogo con ella, es decir, por medio de la perspectiva de la II Persona. En el mundo humano, la II Persona, ya vimos, es el campo cultural, lingüístico y semiótico, allí donde se comparten las vivencias y se les da significado a la existencia. En el mundo no-humano, en el sistema tierra o Gaia, la segunda persona, es el campo biosemiótico, de la comunicación e interacción no-trófica (que no tiene que ver solo con la alimentación) entre los diferentes organismos, allí donde se comparten las vivencias intersubjetivas y cada especie extrae su propia interpretación y significado a estas interacciones.

La perspectiva de la primera persona es una fenomenología de acceso directo a la qualia, la perspectiva de la segunda persona es semiótica, de diálogo compartido de las qualias, la perspectiva de la tercera persona es sistémica, allí donde no se considera la existencia de la qualia.

Por tanto al hablar del espíritu de Gaia, es decir, de la Pachamama, nos estamos refiriendo a dos niveles epistemológicos (del tipo de conocimientos) diferentes; la qualia de los individuos y la semiótica de las comunidades. Y como solo podemos conocer al otro, a los demás, en el caso de la Pachamama, a través del diálogo con ella (II Persona), solo podemos reconocer su qualia, por medio de su campo biosemiótico, es decir, en forma indirecta, de otra manera, tendríamos que ser telépatas.

Todo lo cual deviene en que la Pachamama, el espíritu del sistema tierra (Gaia), es reconocible en forma directa a través de su holarquía de su semiósfera.

Importancia de reconocer a la Pachamama

Ahora, qué importancia tiene el considerar a la tierra detentando de un espíritu? No es algo poco serio, más a la usanza del new age o de las personas con inclinaciones religiosas? No es algo que le hace poco favor a la ciencia y esta se puede mantener perfectamente sin ella?

La importancia de reconocer el espíritu de la tierra es el peso psicológico que tiene en el cambio de actitud que se requiere para revertir los actuales cambios climáticos, el calentamiento global, las deforestaciones, la sobrepesca indiscriminada, la contaminación de la aguas y los aires y, parar el uso de los combustibles fósiles. Este cambio de actitud, realmente, es un cambio en la consciencia de la humanidad.

La consciencia burguesa moderna se caracteriza por la hipertrofia de su aspecto racional y de una atrofia de su aspecto intuitivo. Lo que en semiótica es un predominio de las narrativas del Logos, especializadas en la perspectiva de la III Persona y óptima para dar soluciones a problemas materiales, objetivos y concretos y, el subdesarrollo de las narrativas del Mythos, especializadas en la I y II Personas, asignadora de significados y dadora de los sentidos de la vida. La división del trabajo imperativa del progreso capitalista y la función del estado nacional-moderno como aisladora de sus instancias, vinieron a imponer un modelo racional de consciencia conocido como el proyecto de la Ilustración, de la liberación e independencia de lo que se comenzó a conocer como los tres grandes: la estética, la ética y la ciencia. Ya no estuvieron más subordinados y tiranizadas a otras, como en el mundo medieval, allí donde la moral religiosa subordinó y mantenía fusionada a la estética y la ciencia a las necesidades de la dominación religiosa.

El proyecto Iluminista, la revolución francesa y el progreso capitalista vinieron a romper esta tiranía y a dar las bases materiales de su liberación e independencia y su posterior desarrollo autónomo. Allí donde podemos reconocer el surgimiento y avances propios, tales como la democracia liberal, el socialismo, el feminismo, los movimientos ambientalistas, el renacimiento de los pueblos originarios en el plano de la ética. El romanticismo, el modernismo, el dadaísmo, el abstraccionismo, el posestructuralismo, el minimalismo, el realismo fantástico que nos ha regalado el plano de la estética. El industrialismo, la energía de los motores a combustión interna, la energía nuclear, el desarrollo de las computadoras, el crecimiento de Internet, las biotecnologías, las tecnologías genéticas, los avances en medicina y muchos etc. más que ha permitido el desarrollo libre y autónomo en el plano de las ciencias.

Pero, como no hay bien que por mal no venga, todo estos avances que podemos considerar como positivos y, que no queremos vivir sin ellos, han acarreado una serie de enfermedades a la mente humana colectiva y a la Pachamama.

El acto revolucionario de liberación de las cadenas religiosas medievales, que tantas cosas positivas nos ha acarreado, es el mismo acto que nos condena a la situación en que nos encontramos hoy en día. Hasta ese momento, en el mundo se consideraba la existencia de lugares y momentos Sacros, sagrados, de alto valor, respeto y veneración, allí donde se tenía contacto directo con los Dioses, e incluía no solo las iglesias, esquitas, templos o wakas, sino las montañas, las cuevas, los lagos y bosques, allí donde se consideraba la presencia del axis mundis, donde se contactaban los espíritus divinos celestiales, los humanos terrestres y los divinos subterráneos.

El desarrollo y progreso del capitalismo fue destruyendo paulatinamente todos los lugares y momentos Sacros, no solo de los pueblos europeos sino de todos los pueblos de las colonias, es decir, de todo el mundo, con el argumento que era solo superstición pagana y que impedía el progreso de la industria y el desarrollo.

Si la relación Inca había sido un trato Sacro con la Pachamama y la relación cristiana lo había considerado como un administrador, mayordomo, pastor o jardinero de la tierra, la consciencia lógico-moderna, liberada de todo Mythos y Sacralidad, comenzó a considerar a la tierra como un mero recurso económico a explotar. De lo que venía era que no tenía importancia alguna que si se le destruía. Esta destrucción era considerada como un índice del progreso y, cualquier intento de defender la Arcadia natural se le tildo de conservador o peor aún, de reaccionario y de luchar contra el progreso.

El siglo XX fue un desarrollo acelerado de este pensamiento lógico y racional, allí donde uno de los tres grandes; la ciencia, comenzó a dominar el campo cultural moderno a tan extremo, que llegó a considerar a los otros dos, la ética y la estética, como algo subordinado, de poco valor, blando y poco serio, y por tanto de no mucha consideración.

Si el mundo premoderno vivía en la fusión de los tres grandes y, el mundo moderno temprano los independizó, en el mundo del siglo XX los vino a segmentar, aislar e imponer la gran narrativa científica como la única narrativa válida, fue la imposición del paradigma científico ruso-americano.

La rebelión de las colonias y de los estudiantes del mundo trajo en los sesenta las crítica al mundo moderno eurocentrado, crítica que vino en la forma de los estudios postcoloniales y postmodernos, allí donde lo central fue hacer manifiesto la patología de la consciencia moderna.

Para nuestro caso de la crisis actual del calentamiento global, la crítica postmoderna nos acarreo varios elementos preciosos; a.- la teoría de Gaia, los movimientos feministas, ambientalistas y de los pueblos originarios. Sobre todo los movimientos de los pueblos originarios de las Américas nos vuelven a la concepción de la sacralidad de la tierra, al rescate de la Pachamama.

Nuestra tarea no es construir otra narrativa que se vuelva hegemónica, sino más bien comenzar a integrar a los tres grandes: estética, ética y ciencia en múltiples formas semióticas nuevas y, sobre todo de la consciencia quálica, de comenzar a considerar a la Pachamama como un ente sagrado. Los pueblos originarios detentan este tipo de consciencia, no así los modernos ni los postmodernos.

La fase asíntota

El calentamiento global no es un mero problema ecológico con repercusiones sociales, sino por el contrario es parte de la asíntota global holárquica.

Los estudios científicos sistémicos han reconocido que la única unidad de análisis no son ni los modos de producción o los ecosistemas, ni las naciones ni los reinos florales, sino que de conjunto se tomo consciencia que era el planeta Tierra en su globalidad. Fueron la teoría de Gaia de Lovelock, también denominada Sistema Tierra y la teoría del Sistema Mundo de Wallerstein, las que nos vinieron a regalar esta perspectiva global.

En su perspectiva más amplia, esta doble teoría de sistema tierra-mundo, reconocieron la existencia de la manera de funcionar de dos formas que adquieren los sistemas, a saber; los sistemas de autorregulación basados en los mecanismos de la retroalimentación negativa y, los sistemas basados en los mecanismos de la retroalimentación positiva. El problema se presenta al enfrentarse a sus límites. Todo sistema tiene límites de funcionamiento, traspasados estos, el sistema colapsa. Los sistemas ecológicos y las sociedades precapitalistas agrarias son sistemas de regulación, que generan una estabilidad oscilatoria por largos períodos de tiempo. En tanto que el sistema capitalista es un sistema de crecimiento y, por tanto, un sistema transitorio y de alta inestabilidad y, en su dinámica actual, se acerca aceleradamente a sus límites, a su asíntota, pero no solo de una sola variable, sino a la sincronización global de múltiples variables.

Tanto la teoría del sistema tierra como del sistema mundo han reconocido que estamos entrando aceleradamente a un período asintótico global antesala de la llamada fase caótica, con elementos tales como; el crecimiento económico no se puede sustentar indefinidamente sin destruir los ecosistemas, el calentamiento global está llegando a los límites de su forma actual de regulación. Esta última no implica meramente un clima más caliente, el derretimiento de los polos y el ascenso de los mares. El sistema bacteriano, el fundamento de Gaia, tiene límites concretos e implica los 350 ppm de CO2 atmosférico, lo que acarrea una alta temperatura de los océanos. El problema que se presente es que traspasado estos límites, las bacterias se mueren. Al ser estos destruidos, colapsará el principal sistema de regulación de Gaia, y ésta tendrá que encontrar otro punto de equilibrio. Gaia no es un sistema homeostático (que se mantiene en torno a un punto de equilibrio, como un termostato) sino que es un sistema reostático , es decir, que tiene varios puntos de equilibrio. Si colapsa el equilibrio frío actual, ésta se reorganizará a un nivel de equilibrio caliente, allí Gaia podrá sobrevivir, pero multitud de ecosistemas y las sociedades humanas perecerán, incluso la humanidad toda.

Pero, una de las variables asintóticas es el proceso de democratización global de los múltiples movimientos sociales en torno a todo el planeta.

La Persona Semiótica, la Pachamama y la Política
(Conclusiones prácticas)


Para poder cambiar de actitud frente al planeta Tierra y la Naturaleza, se debe hacer a través de reconocerles su interioridad, de reconocerles sus niveles y estados de consciencias. Un ejemplo puede ser pertinente. Cuando comenzó la colonización hispánica de América, comenzó también un debate en España sobre si los “indios” detentaban espíritu o no, si eran realmente humanos o solo tenían la figura humana pero que por dentro estaban vacíos. Los sectores dominantes alegaban la tesis que los “indios” no tenían espíritu, en tanto que Bartolomé de la Casas, desde la periférica Chiapas, defendían la posición que si eran seres humanos con espiritualidad propia. Este tipo de discusiones nos parecen un poco bizarras, extrañas para el que está acostumbrado a la consciencia materialista moderna. Pero este debate no era ocioso ni alejado de la realidad, era simplemente como se discutían las cuestiones políticas y estratégicas en ese tiempo.

Las posiciones dominantes que negaban el espíritu de los “indios” tenían intereses económicos que promover. Si los “indios” no eran seres humanos, pues, se les podía esclavizar, maltratar, explotar y matar en las minas de oro para beneficio de los conquistadores y la mayor gloria de España. Por el contrario, si se les reconocía como seres conscientes no se les podía esclavizar, maltratar ni matar, sino que tenían que ser tratados como seres humanos, todo lo cual pondría obstáculos al progreso colonizador. Los debates en España y Roma terminaron reconociendo el espíritu y humanidad de los “indios” y el surgimiento de una serie de leyes para su protección que, por supuesto, desaparecían en el largo viaje transatlántico y, en la práctica eran tratados igual de mal. Pero el debate, al reconocer la humanidad de los “indios” y, la colonia necesitada de mano de obra, la Iglesia Católica, el Vaticano y los Reinos Ibéricos, tuvieron que declarar, pero ahora, sin debate, que los “negros” africanos no tenían espíritu y, por tanto, se les podía esclavizar, abriendo el segundo capítulo más atroz de la historia, la trata de esclavos.

De igual manera en el caso de la Pachamama. Si consideramos a la Tierra como un mero recurso, pues, podemos hacer lo que queramos con ella. Si, a lo cristiano nos miramos como jardineros de la Tierra, ya tendríamos responsabilidades frente a ella. Pero si le reconocemos consciencia a la Tierra y, realmente, comenzamos hablar semióticamente con la Pachamama, nuestra actitud cambiaria totalmente.

Este cambio de actitud solo se puede hacer a través de reconocerla como Persona Semiótica, es decir, como un ente comunicativo con autonomía relativa. Reconocer el espíritu de la Tierra, de la Pachamama, es así necesario reconocerla como Persona. Por supuesto, no como Persona humana, pues no lo es, sino como persona biosemiótica, lo que efectivamente lo es. Pero para eso debemos re-aprender a comunicarnos con ella, debemos tomar consciencia biosemiótica de Gaia-Pachamama.

Los pueblos originarios tienen, en gran medida, este tipo de consciencia y, a través de sus movimientos sociales políticamente fuertes, la perspectiva de la Pachamama ha tomado una respuesta jurídico-política. Es el caso que la Pachamama, en la nueva Constitución Política del Estado de Bolivia tiene el estatus de Personalidad Jurídica, lo que implica que cualquier decisión política que la fuese afectar debe ser consultada, a través de las comunidades originarias, así como de ecólogos.

En Bolivia, la Pachamama ha vuelto a despertar.

Por Guido Hernández
Diciembre 2009 - Estocolmo - Suecia
Publicado en: Radio TV Continente

Texto e imagen: insurgente

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