miércoles, 9 de septiembre de 2009

Inti: 40 primeros años de inmortalidad!!!


Inti Peredo: Firmeza a toda prueba

Elsa Blaquier

El nueve de septiembre de 1969 una noticia estremeció Bolivia. Inti Peredo había muerto asesinado luego de resistir por más de una hora el asalto de 150 efectivos de la policía a la casa donde se encontraba escondido, en la calle Santa Cruz, número 584, en La Paz.

Desde el 19 de julio del propio año, fiel al juramento hecho frente a La Higuera de mantener vivos los ideales del Che y seguir combatiendo a su lado hasta la muerte o la victoria final, Inti había dado a conocer el mensaje "Volveremos a las montañas", donde anunciaba el reinicio de la lucha.

Nacido en Cochabamba, el 30 de abril de 1937, influido por experiencias que le traslada el padre, profesor destacado y director del periódico católico El Imparcial, desde muchacho muestra interés por los problemas sociales, e integra el pequeño grupo de jóvenes fundadores del Partido Comunista en El Beni.

Ocupa diversas responsabilidades en la Juventud Comunista y la organización del Partido en La Paz, donde llega a ser primer secretario del Comité Regional y es miembro del Comité Central hasta su ruptura con la línea claudicante impuesta por Mario Monje, máximo dirigente de la organización.

Desde 1963, Inti, con su hermano Coco, Rodolfo Saldaña y Jorge Vázquez Viaña (El Loro), prestó una valiosa ayuda en la organización del Ejército Guerrillero del Pueblo, encabezado por el periodista Jorge Ricardo Masetti, que operaría en la provincia de Salta, en el norte de la Argentina. También colaboró con los revolucionarios peruanos.

En marzo de 1966 Ricardo (José María Martínez Tamayo) contacta con Inti para iniciar los preparativos del foco guerrillero. Ya en mayo elabora un informe para el Congreso Regional del Partido, donde plantea la necesidad impostergable de la lucha armada. En esa reunión se dispuso su viaje a Cuba al frente de 20 hombres, para entrenarse militarmente.

Según relata su suegro Jesús Lara, en su libro Ñacahuazú, Sueños, el 25 de julio parte para la Isla en compañía de solo nueve militantes y en octubre reciben la orden de Monje de regresar al país lo que cumplen no obstante estar en desacuerdo con este primer secretario de la organización partidista.

Llegó a Cochabamba el 12 de noviembre; no comentó con Matilde (su esposa) sobre su largo viaje y ella nada preguntó. Conocedora de lo que era capaz, tuvo la certidumbre de que el inicio de la lucha armada se encontraba próximo.

Y partió a combatir por la liberación de su pueblo. Cuando el 31 de diciembre Monje los visita en Ñacahuazú y les impele a abandonar la lucha, encuentra en Inti, su hermano y los cinco militantes del Partido que le acompañaron, la negativa a esa actitud traidora.

A través de las más de 80 refe-rencias sobre Inti hechas por el Che en su diario, es posible aquilatar las condiciones ideológicas y militares del revolucionario, nombrado desde su llegada a Ñacahuazú como uno de los comisarios políticos del naciente Ejército de Liberación Nacional de Bolivia.

Tras el combate de la Quebrada del Yuro, Inti se sobrepuso al dolor de la pérdida del extraordinario dirigente, del hermano y demás compañeros, desempeñando un importante papel en la salida del pequeño grupo de combatientes de la zona insurgente. Antes de partir de forma clandestina hacia Cochabamba y de ahí a La Paz, junto a Urbano (Leonardo Tamayo), había acordado con Pombo (Harry Villegas), reorganizar la red urbana y el Ejército de Liberación Nacional, para desatar la guerra popular.

Al comentar la actuación de Inti, el hoy general de brigada Harry Villegas destaca la gran calidad humana del dirigente, quien con increíbles actos de audacia burló la intensa persecución y con la cooperación de su suegro y otros militantes del Partido Comunista, organizó la salida de los combatientes hasta el poblado de Sabaya, en el departamento de Oruro, muy próximo a la frontera chilena, donde los esperaba Salvador Allende.

Inti regresa a Bolivia en mayo de 1969. Dos meses después su mensaje al pueblo conmocionó a la opinión pública del país y el gobierno desató una persecución brutal. El cuatro de septiembre un nuevo comunicado produjo otro gran impacto.

Los cuerpos represivos lo buscaban, por lo que se traslada clandestinamente de Cochabamba a La Paz. Al amanecer del día nueve, 150 efectivos de la policía, alertados por una delación, rodearon la casa donde se escondía. Por espacio de una hora Inti resistió el ataque hasta que una granada lanzada por una ventana le produjo graves heridas en una pierna y un brazo. Solo así lograron apresarlo.

En la cárcel lo torturaron salvajemente. Cuentan que el sicario Tato Quintanilla le dio varios culatazos por la cabeza y como pasadas dos horas permanecía con vida sin delatar a nadie, decidieron que el doctor Hebert Miranda Pereira provocara su muerte mediante una inyección.

A las 22 horas de ese día el gobierno mostró a la prensa el cuerpo del guerrillero con evidentes señales de tortura. Su caída fue un duro golpe para el movimiento revolucionario del país andino, pero su ejemplo y su heroísmo vivirán eternamente en el altiplano y la selva donde hizo patentes demostraciones de firmeza ideológica y valor a toda prueba.

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